En febrero, llamó la atención sobre el carnaval de Brasil, un desfile satánico en Río de Janeiro. En Tik Tok, apareen vídeos con estos titulares: "Con la Palabra de Dios no se juega", "La ira de Dios sobre Brasil", y se muestran calamidades durante y después del irrespetuoso y blasfemo carnaval "para un pueblo que se ha burlado de Dios>. Una carroza en llamas durante la celebración; inundaciones y deslizamientos; muertos, heridos y desaparecidos; ciudades devastadas. El personajillo que protagonizó al demonio que se burlaba de Cristo, pulverizado en trágico accidente. Buenos conocedores de la Biblia, piensan: son consecuencias, porque "de Dios nadie se ríe".
Evoco el Titanic, con frase blasfema impresa. Ahora, se habla mucho de la Gran Misericordia de Dios con el pecador. Es cierto; pero la soberbia ciega la mente, petrifica el corazón y hace difícil el arrepentimiento. Mala senda la de los pecados contra el Espíritu Santo ( no se perdonan), ese llamar bien al mal y viceversa. ¿Van por buen camino, no sólo los que tienen el poder en sus manos y hacen leyes inicuas ( aborto, eutanasia..., mutilaciones de niños y adolescentes), sino, también, los que lo hacen posible?
Sodoma se perdió por los vicios contra natura normalizados y las injusticias de los poderosos, mantenidos por el pueblo. Nínive se arrepintió, hizo penitencia el Rey y su pueblo tras la predicación de Jonás, y Dios declinó el castigo. ¿Podremos burlar, sin consecuencias, las leyes universales de Dios? A muchos, les preocupa que, desde la autoridad, se pueda impulsar la perversión de niños y adolescentes. La Biblia habla sobre el escándalo: Lucas, 17: 2; Mt 18, 6.
Josefa Romo