El espejo de tinta

Asuntos pendientes: Baltasar Lobo (parte I)

Aún se espera una puesta en valor acorde que aporte desde el punto de vista turístico y de prestigio para Zamora

MUSEO BALTASAR LOBO

MUSEO BALTASAR LOBO / JAVIER DE LA FUENTE

Ángel Macías

Ángel Macías

En el capítulo de asuntos pendientes para la ciudad de Zamora ocupa posición destacada la puesta en valor de la obra de Baltasar Lobo, con la dignidad que merece y el potencial que aportará desde el punto de vista turístico y de prestigio para Zamora. Algo puedo contar sobre ello. Vaya hoy la primera parte, el próximo domingo más.

Participé activamente en los pasos dados hace dos décadas para aprovechar la buena oportunidad que surgió cuando el fisco francés iba a quedarse con todas las obras que el escultor, ya fallecido, había dejado en su taller parisino. En aquel momento, en colaboración con sus herederas legales, el Ayuntamiento asumió el pago de la deuda tributaria y, articulándolo mediante un convenio con ellas, se consiguieron para Zamora junto con los derechos sobre los moldes de las obras de gran tamaño que se encontraban depositados en un taller de fundición en la ciudad italiana de Verona. En el mismo convenio se decidió la constitución de la fundación que hoy sigue vigente.

No era el comienzo de la relación que une estrechamente a Lobo con Zamora. Antes ya había habido una donación del escultor de veinticinco esculturas en 1986, coincidiendo con la celebración de la edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Zamora que, lamentablemente y como tantas otras cosas, el actual alcalde ha eliminado de la programación cultural de la ciudad. Ya con aquella donación de 1986 la ciudad se comprometió a habilitar un museo para la obra de Lobo, sin que se avanzara nada hasta doce años después, cuando en 1998, ya siendo alcalde Antonio Vázquez, Pedro Roda concejal de Cultura y yo de Economía y Hacienda, habilitamos un museo provisional, pequeño pero muy digno, en la iglesia de San Esteban.

Cuando en 1999 se adquieren para la ciudad el resto de obras (más de 800) decidimos apostar definitivamente por Lobo y en los años siguientes, hasta 2007 en que terminan nuestros mandatos municipales, traemos la obra a Zamora y se deposita en el Museo de Zamora para su custodia, inventario y catalogación; valoramos alternativas para la exposición y puesta en valor de la figura y la creación artística del escultor y optamos por el Castillo; suscribimos un convenio con la Diputación provincial para la cesión del inmueble; redactamos un proyecto técnico-económico que presentamos a Europa en alianza con Braganza y conseguimos siete millones de euros de financiación para la conversión del Castillo en el Centro de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo.

Finalmente, a través de Francisco Somoza -colaborador permanente desde la primera visita al taller parisino-, contactamos con el arquitecto Rafael Moneo y tras varias reuniones logramos que se involucrara, impresionado y entusiasmado, en el proyecto arquitectónico del que elaboró memoria y anteproyecto. En su estudio de la zona del Paseo de la Habana en Madrid, vino a decirnos que la intervención le atraía con tanta fuerza como le imponía. Por la importancia y belleza de la obra de Lobo y porque actuar allí conllevaba la seguridad de saber que nada que hiciera podía compararse con la increíble cúpula de la catedral y la responsabilidad de no hacer nada que la desluciera en lo más mínimo.

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