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Manuel Antón.

Las “feministas” de Podemos, ¿a quiénes pretenden convencer?

Los agresores sexuales, en la mayor parte de los casos no nacen, se hacen, y es por ello que toda la sociedad debe estar atenta

04 MARZO 2023;MUJER;8M;FEMINISMO;FEMINISTA Fernando Sánchez

Siendo firme defensor de la igualdad de derechos de todos los seres humanos, de todos, sin excepción, tengo muy claro que la deriva que lleva el movimiento feminista en España, desde que está siendo “liderado” por la izquierda más radical, va en la dirección equivocada.

De momento, la señora Montero, doña Irene, y quienes la jalean, al confundir “la velocidad con el tocino”, ya han conseguido que la sociedad empiece a hartarse de la degradación en la que están sumiendo al feminismo, que nació para postular el principio de igualdad entre hombres y mujeres, básicamente, y hoy anda “de aquella manera” solo porque determinadas señoras quieren imponer sus opiniones y criterios.

Todo cuanto se ha ido consiguiendo en las últimas décadas, tanto en otros temas como en el de la igualdad, es producto de que vivimos en un Estado social y democrático de Derecho, que es lo que ha hecho posible que, con la colaboración, la comprensión y el buen ánimo de la mayoría, el feminismo haya alcanzado ya gran parte de sus objetivos. Objetivos que no puede atribuirse nadie en concreto, pues son producto del buen hacer de cuantos propugnamos la libertad, la justicia, la igualdad y la diversidad política como valores a defender.

Una cosa es luchar con criterio por la igualdad de derechos, la no discriminación, la protección de los menores y, en concreto, la de la mujer, y otra “salirse del tiesto” legislando sin tener en consideración la opinión de los expertos

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Cuando de sacar adelante cualquier tema se trata, enredarse en disquisiciones más o menos semánticas es un error, pues la mejor manera de abordar cualquier asunto es aplicando la cordura, los conocimientos, el sentido común, y, siempre, sabiendo respetar y valorar las opiniones de los demás. La imposición totalitaria no cabe en el cajón de ninguna democracia.

Digo lo que digo, a raíz de los hechos acontecidos en fechas pasadas: antes, durante y después del 8-M, que, lejos de favorecer al feminismo, han sido los que han precipitado su división, porque quienes han querido patrimonializarlo no son capaces de reconocer que lo del movimiento feminista es cosa de todos.

Superados los primeros objetivos que se marcaron, cuales fueron el derecho al voto y la no discriminación civil, social y laboral por razones de género, las feministas, poco a poco han ido planteándose nuevos logros, entre los que destaca la protección de la mujer contra la violencia machista, que, sin ningún género de dudas, es en lo que toda la sociedad se debe implicar, y cada vez más, pues si en algo estamos fallando es en mirar con demasiada frecuencia para otro lado, cuando solo el ejercicio responsable de todos puede servir para rebajar el nivel de agresiones sexuales.

No olvidemos que los agresores sexuales, en la mayor parte de los casos no nacen, se hacen, y es por ello que toda la sociedad debe estar atenta, no solo para denunciar los presuntos casos de acoso que puedan tener lugar, sino antes, mucho antes, para alertar sobre las situaciones de que puedan estar siendo víctimas los menores, al verse expuestos desde su más tierna infancia a ambientes familiares, o entornos sociales inadecuados, en los que la buena educación solo es una quimera.

Pero una cosa es luchar con criterio por la igualdad de derechos, la no discriminación, la protección de los menores y, en concreto, la de la mujer, y otra “salirse del tiesto” legislando sin tener en consideración la opinión de los expertos, o hablando de sexo a la ligera, como si nadie supiera de qué va.

Y si los errores de la Ley del “solo si es si”, aunque no los quieran asumir quienes los cometieron, son ya más que una evidencia, lo de soltar soflamas en materia de sexo, como las que han soltado algunas de las máximas responsables del ministerio de Igualdad, cuando no son ellas las más indicadas para dar lecciones sobre tal materia (sanidad y educación, entiendo, algo tendrán que decir al respecto) no demuestra más que la fijación obsesiva que tienen algunas diputadas con las relaciones sexuales.

Para enmendar los efectos negativos de la citada ley, aunque tarde, ya se han empezado a dar los primeros pasos. Ahora hace falta que se haga lo mismo con la educación sexual, propiciando que ésta sea dirigida por quienes tienen los conocimientos, para que sea integral, de calidad y pueda contribuir a que todas las personas que lo deseen, y en particular los menores, puedan estar informados acerca de lo beneficioso que es para la salud y el bienestar, disfrutar de una buena sexualidad.

Tal y como ya promoviera la Unesco tiempo ha, la autoridad sanitaria, de común acuerdo con la educativa y en colaboración con los demás organismos que puedan tener competencias en la materia, deben ser quienes se ocupen de procurar que la educación sexual sea, no solo una asignatura a impartir en la enseñanza obligatoria, sino, además, algo a difundir de manera general para que todos los sectores de la sociedad, que lo deseen, puedan tener a su alcance información acerca de la sexualidad humana, la igualdad de género, la pubertad, las relaciones sexuales y la salud reproductiva.

En consecuencia, que va siendo hora de que las autoridades competentes asuman el compromiso de educar a la población en una materia tan importante como es la sexualidad, pero contando para ello con quienes sean verdaderos expertos, y no con unas niñatas soberbias en grado sumo que lo único que hacen es desvariar.

Una cosa es lo que el señor Sánchez pueda estar dispuesto a tragar para seguir viviendo en la Moncloa -que tiene tela- y otra lo que ya hace tiempo debería haber hecho para silenciar a doña Irene y a todas las que le secundan.

Y como sobre la señora Montero ya me he manifestado en alguna ocasión, porque sus “hazañas” han dado para mucho, para que entiendan el motivo de mi alegato, hoy deseo transcribir algunas de las lindezas que han salido de la boca de su Secretaria de Estado de Igualdad, a la que, según ella misma ha dicho, le encantaría que la llamaran: “Secretaria de Estado del Gustirrinin”.

La ínclita “Secretaria de Estado del Gustirrinin”, doña Ángela Rodríguez Martínez, más conocida como la señora Pam (señora que afirma ser transfeminista y bisexual; tipos de identidad de género, orientación sexual, o mezcla de ambos, que desconozco), entre otras proverbiales peroratas, ha proferido las siguientes:

-“Es un escándalo que haya más mujeres que prefieren la penetración a la masturbación”.

-“Folláis mal, chicas. Tenéis que aprender a daros placer solas. No os preocupéis, os enseñaremos…”

-“Pedir placer para las mujeres también es hacer política. Por eso hay que garantizar que nosotras también podamos tener placer. Ellos siempre lo han tenido"…

- “En España ya se ha superado el modelo de familia natural por la vía de los hechos; a partir de ahora podrán conformar una familia, a efectos legales, entre otros, los compañeros de piso, etc.”…

A raíz de las numerosas rebajas de condena a los violadores y las excarcelaciones que están teniendo lugar en aplicación de la Ley del “solo si es si”, la señora Pam ha dicho:

-“Es una vergüenza que los jueces no tengan formación en materia de género, y añadió: fórmense señores jueces”… (Podía haber dicho señoras juezas, porque en España, de los cerca de 5.500 magistrados que hay en activo, más del 56% son mujeres)…

Y, mostrando su complacencia cuando algunas de sus colegas cantaban en plena manifestación del 8-M: "Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar", después de subir a las redes un video demostrativo de tal barbarie, añadió:

-“hay que dar voz a la calle”.

Estimadas lectoras ¿les parecen acertadas las proclamas de la señora Pam?

Última pregunta ¿Cuántas de ustedes se sienten representadas por esta súper estrella del feminismo patrio que, aun diciendo lo que dice, según he leído, sigue cobrando 123.694,36 euros anuales, del erario público?

¡País!

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