No pasa un solo día sin que nos desayunemos con una o varias noticias esperpénticas. Una de las últimas anuncia una posibilidad en absoluto remota dados los antecedentes. Los hombres podrían quedarse embarazados, según ha manifestado el profesor Katsuhiko Hayashi, de la Universidad de Osaka, pionero mundialmente respetado en el campo del desarrollo de tratamientos de fertilidad.
El profesor Hayashi ha asegurado en el transcurso de la Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano celebrada en Londres, haber criado al primer mamífero nacido de dos padres biológicos. En concreto, afirmó contar con siete crías de roedor nacidas a partir de óvulos procedentes de células de ratones macho. Un avance que, en sus palabras, podría allanar algún día el camino para que las parejas humanas masculinas tengan hijos, cosa que podría ocurrir en el plazo de diez años. Un desafío en toda regla.
Que el hombre quiera ser Dios me parece una barbaridad. No estoy hablando de religión, que también .Al hombre siempre le ha gustado jugar a ser Dios. Recuerdo un libro titulado “El Procedimiento” que recrea el tema ya legendario de la creación de la vida a partir de la materia muerta. El protagonista consigue desafiar las leyes de la naturaleza y crear a un ser vivo a partir de partículas de cristal. Sin embargo nada puede hacer cuando Clara, su mujer, da a luz a una niña muerta. No voy a destripar el libro. El final es absolutamente sorprendente.
Bien cierto es que mucho antes de que Harry Mulisch escribiera “El Procedimiento”, Mary Shelley, escribió ‘Frankenstein’. Con pedazos de cadáveres robados del cementerio, Víctor Frankenstein comenzó a construir a una criatura a la que logró animar. Lo que ayer nos parecía pura ciencia ficción, hoy puede cobrar visos de realidad. Es más, un abogado transgénero estadounidense, centrado en la transfertilidad y los derechos de reproducción, Thomas Trace Beatie, se sometió a una cirugía de reasignación de género, en el año 2002. Tuvo un embarazo ectópico de trillizos, tras someterse a una inseminación artificial en 2007, pero la aventura concluyó con la pérdida de los tres fetos. Su caso ha sido el primero de su tipo, donde un hombre legal documentado, dio a luz dentro de un matrimonio tradicional con una mujer.
La comunidad científica está dividida. Para unos el asunto es fascinante. Para otros posible. Para todos alucinante y lleno de riesgos. De las páginas de los libros y del cine, se ha pasado a los laboratorios y gracias a los ratones, con los que se experimenta, puede ser que en un futuro no muy lejano el hombre pueda quedarse embarazado. ¡Por Dios!