Zamoreando

Sueño reparador

Dormir bien puede sumar hasta cinco años de vida

CB101745

CB101745 / LA OPINION

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

El estudio del sueño sigue siendo para expertos y profanos una materia médica que entraña complejidad. Estamos ante una ciencia reciente y, efectivamente, muy compleja, tanto por la información que parte de los pacientes, siempre subjetiva, como por estudios específicos como la ‘polisomnografía’. Eso de dormir conectado a unas maquinitas y en un laboratorio, puede influir en los resultados.

Lo que todo hijo de vecino debe saber es que la duración del sueño nunca debe ser inferior a siete horas. Entre siete y ocho es lo adecuado. El sueño es fundamental para procesar los recuerdos, recuperar el sistema inmune y estimular la salud cardiovascular porque el sueño al que no damos importancia, juega un papel fundamental en la función inmunológica, el metabolismo, la memoria y el aprendizaje. Yo sólo sé que nada sé, pero cuando he dormido como un tronco, cuando en verdad he tenido un sueño reparador me levanto con ganas de comerme el mundo, aunque el mundo acabe fagocitándome a mí, con ganas de luchar, de hacer cosas y con las siempre necesarias sonrisa y alegría de vivir.

A sabiendas de que una mala calidad de sueño influye de forma importante en la obesidad, la diabetes, cardiopatías, hipertensión y también en la función inmunológica, empecemos a tomarnos en serio lo del sueño reparador

No hay que tomarse a broma eso del sueño reparador porque, demostrado está que, según recientes estudios llevados a cabo en la universidad de Harvard, alrededor del 8% de las muertes por cualquier causa podrían atribuirse a patrones de sueño deficientes. Si pudiéramos dejar aparcadas las preocupaciones a la puerta del dormitorio y agarrarse al sueño como a un clavo ardiendo, que bueno sería. Y si por la mañana al despertar podemos, como dice mi profe de Pilates, ‘pandicular’, eso sería de 10. No estoy proponiendo nada extraño. La pandiculación es la acción o efecto de estirarse al desperezarse. Yo la practico, inconscientemente, pero la práctico. Y que a gustito me quedo. Y que bien le viene a cuerpo y mente.

Hay que tratar de conciliar el sueño de forma natural. A ser posible sin somníferos, las codiciadas pastillitas a las que tantas personas son adeptas e incluso adictas. Ni en mis más duros momentos he echado mano de fármaco alguno. Debemos concienciarnos de que dormir bien puede sumar hasta cinco años de vida. El entorno debe ser el adecuado. Ah, y móviles fuera. Nada que altere el sueño en derredor. Hay quienes dejan el televisor toda la noche en funcionamiento porque aseguran que tiene un carácter lenitivo.

A sabiendas de que una mala calidad de sueño influye de forma importante en la obesidad, la diabetes, cardiopatías, hipertensión y también en la función inmunológica, empecemos a tomarnos en serio lo del sueño reparador y el consiguiente y necesario placer de la pandiculación que tantos beneficios aporta también a nuestro cerebro.

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