La historia del embalse de Ricobayo está repleta de sucesivos episodios de vaciado por parte de las empresas explotadoras, aunque, nunca tan indiscriminados como los acontecidos los últimos veranos. La situación llegó al punto que las autoridades realizaron una investigación que determinó que el vaciado del pantano provocó problemas de abastecimiento de agua a varias poblaciones y ocasionó graves pérdidas económicas en instalaciones turísticas y agrícolas de la comarca.
El inicio del funcionamiento del embalse de Ricobayo en el Río Esla se remonta hasta 1935, con casi un siglo de historia, la presa y las centrales hidroeléctricas fueron pioneras en la producción eléctrica en Europa. No en vano, el embalse fue considerado uno de los más grandes del continente con sus 1.148 hm³ que inundan 5.725 hectáreas de la provincia de Zamora. Hoy en día, ambas centrales cuentan con una potencia total instalada de 291 MW.
Sin embargo, el pantano con el trascurso de los años ha transcendido y lo que era un gran depósito artificial de agua se ha convertido en un paraje más de nuestra tierra que sustenta una importante actividad económica y social. De hecho, en torno al embalse han surgido empresas de servicios turísticos, clubes deportivos y playas fluviales que sirven de refugio a los zamoranos durante la época estival. Además, por su puesto, que sus aguas abastecen numerosas localidades, campos de cultivo y ganaderías de la zona.
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico permite que se exploten por todos los medios los recursos naturales sin valorar el quebranto que supone en algunas ocasiones a la provincia
Sin importar el perjuicio causado al entorno medioambiental y a los negocios, explotaciones y vecinos de los municipios aleñados, durante los últimos estíos la empresa concesionaria ha desaguado un volumen sin precedentes. Según datos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en agosto del 2021 el embalse alcanzó el nivel del 11,16% de su capacidad, uno de los datos más negativos de toda su historia. Todo ello ante enérgicas protestas de los municipios ribereños e institución provincial, en contraposición con la permisividad del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico y el silencio cómplice de la Subdelegación del Gobierno en Zamora.
Este es un ejemplo más del desprecio hacia nuestra tierra del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico desde su creación en el 2018, que permite que se exploten por todos los medios los recursos naturales sin valorar el quebranto que supone en algunas ocasiones a la provincia. Es más fructífero generar energía eléctrica en meses en los que la electricidad batía récords en el precio de la misma, traspasando límites éticos y morales, aunque no legales.
La provincia de Zamora no es un almacén de recursos naturales, sino una tierra de agricultores y ganaderos que necesitan agua, entre otros recursos, para desarrollar su actividad y que son la mejor garantía de sostenibilidad y futuro para el ámbito rural zamorano y con ello para toda la provincia. Por ello, el Gobierno de España ha adquirido una deuda con Zamora, la deuda del agua.
(*) Físico y analista de datos.