Zamoreando

Aumenta el abandono escolar

Es preciso dar un fuerte impulso a la educación

Alumnos entrando en el IES León Felipe.

Alumnos entrando en el IES León Felipe. / J. A. G.

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

A nadie pasa desapercibido que el abandono escolar ha sido desde siempre uno de los grandes caballos de batalla de la educación española. Un enemigo a batir. Un cáncer que hay que extirpar. Uno de los objetivos prioritarios de las políticas educativas es que los jóvenes continúen su formación más allá de las etapas obligatorias por los efectos positivos en el desarrollo individual de la persona y en el progreso de la sociedad, facilitando el futuro acceso al mercado laboral en buenas condiciones de preparación intelectual, social y de emprendimiento.

La tan traída y llevada Agenda 2030, incluye el objetivo de aumentar considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento, a sabiendas de que, en España, el abandono temprano de la educación-formación ha sido siempre superior en los hombres aunque ha bajado ligeramente

Después de la crisis de 2008, España registró unas cifras alarmantes: uno de cada tres jóvenes dejaba los estudios sin terminar la ESO o bien no continuaba con el Bachillerato o la FP. En los últimos años, el porcentaje ha ido bajando hasta registrar cifras inéditas, pero esa línea que dibujaba una gráfica descendente en las estadísticas del Ministerio de Educación y FP parece haber frenado en seco y cambiado de tendencia al registrar un 13,9% de abandono, según los últimos datos del Ministerio obtenidos del avance de resultados de 2022 de la Encuesta de Población Activa. Sería la primera vez que el abandono escolar aumenta después de 13 años bajando, desde la crisis de 2008.

En las comunidades autónomas se observan grandes diferencias en cuanto a las tasas que registran de abandono temprano y son las autonomías costeras las que encabezan los peores datos. Entre las que se sitúan a la cabeza de España por bajo abandono, además del País Vasco, figura Castilla y León que ocupa el quinto puesto. En algo nos libramos de la quema. Bien por nuestros docentes. Las peor paradas son Cataluña y en el furgón de cola, Murcia. Si se tirara menos dinero en bobadas a las que no terminamos de acostumbrarnos y se ejerciera una buena política educativa, las hoy elocuentes cifras revertirían, sin duda alguna. Lo que haga falta para dejar de ser el hazmerreír de Europa.

Es preciso dar un fuerte impulso a la educación. Vuélquense en ello. Por cierto, el 47% de los alumnos va a clases particulares que generan un negocio de 1.700 millones al año y en autonomías como Madrid hay ya más alumnos de FP que de bachillerato. Que no decaiga.

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