Buena jera

Otra estocada a Villalar

Vox, con el apoyo del PP, quiere cargarse, estrangulándola, la fiesta de Castilla y León

Asistentes a la campa de Villalar portan las banderas de la comunidad.

Asistentes a la campa de Villalar portan las banderas de la comunidad. / LETICIA PEREZ

Luis Miguel de Dios

Luis Miguel de Dios

No te digo que te vistas, pero ahí tienes la ropa. Tal parece ser la estrategia del gobierno de coalición (¿o son dos ejecutivos paralelos?) PP-Vox en Castilla y León. Hace solo diez meses que se constituyó y ya se nota, y bastante, su forma de actuar, sobre todo en determinadas cuestiones, esas que llevaban los de Abascal en su programa, o que exponían en mítines y declaraciones, y que los de Mañueco ni discutían ni rebatían, como si estuvieran a gusto oyendo, y ahora siguiendo, la táctica de la ultraderecha. Solo parecen reaccionar, véase polémica del aborto, cuando desde la sede central de Génova, 13 les avisan de que los líos en los que les mete Vox pueden perjudicar las aspiraciones electorales de Feijóo. Y entonces, sí. Entonces ya pone Carriedo los puntos sobre las íes y a vivir, que son dos días.

Ahora le ha tocado el turno a Villalar. Se veía venir. La fiesta del Día de Castilla y León nunca le ha gustado a la derecha. Y mucho menos a la extrema derecha, que continúa viendo el 23 de abril como cosa de rojos que conviene cargarse. Pero hacerlo así, de un mandoble, a las bravas, podría generar mucha bronca y rechazo. No en vano, unas 20.000 personas acuden anualmente a la cita con el pueblo comunero sin que nadie las obligue, gastando su dinero y su tiempo y afrontando ciertas incomodidades. Por eso conviene llevarlo a cabo casi en silencio, casi a la chita y callando, tomando medidas que estrangulen la celebración hasta dejarla sin aliento. Y la primera, claro, es la monetaria. Se cortan las ayudas y punto. No, hombre, si nosotros no vamos contra el 23 de abril, pero es que sale caro y, además, no es la fiesta de todos, está muy inclinada hacia la izquierda, en fin, que habrá que arreglarse con menos.

Eso de que no es la fiesta de todos tiene cierta gracia, por no decir otra cosa. Que yo sepa, y no he faltado ningún año, nadie ha prohibido nunca a nadie que vaya a Villalar. El que no va es porque no quiere; y el que va es porque le da la gana, porque se siente de aquí y desea expresarlo allí, en las eras donde se conmemora la derrota de los comuneros y todo lo que significó para las libertades y el futuro de nuestra tierra. La diferencia suele estar en que los que vamos no miramos con recelo a los que se quedan ni les reprochamos nada; al contrario no pasa lo mismo. Los que acudimos, por el mero hecho de ir, ya somos rojos, antiespañoles (¿qué tendrá que ver una cosa con la otra?) y unos cuantos sambenitos más.

Se equivocan si creen que así van a acabar con Villalar. La fiesta de Castilla y León ha sobrevivido a atentados anteriores, incluso peores, y sobrevivirá a este

La táctica que están empleando ahora Vox-PP no es nueva; viene de muy lejos. Uno que ya peina canas y que ha trabajado años y años en el periodismo regional ha conocido muchos episodios encuadrados en la oposición frontal de la derecha a la autonomía de Castilla y León y en arremeter contra los pocos símbolos comunes que, a duras penas, hemos logrado poner en pie. No fue casual que el Estatuto de Autonomía de Castilla y León fuera el último en aprobarse y ya en febrero de 1983. La derecha no lo quería; optaba (o eso decían) por una mancomunidad de diputaciones sin Cortes y sin Gobierno autónomo. No fue casual que en las primeras elecciones regionales, en 1983, la coalición AP-PDP-UL no presentara candidato a la Presidencia de la Junta. No creían en aquello. No había sido casual tampoco que la primera concentración regionalista en Villalar, en 1976, fuera prohibida por Manuel Fraga, por entonces ministro de la Gobernación. Y no fue casual que José María Aznar dijera que a Villalar solo se va a dar gritos, reivindicar es otra cosa. Y él reivindicó tanto, trabajó tanto por esta tierra, que a la mitad de su mandato se fue a Madrid y ¡hasta luego, Lucas! Por eso, el propio Aznar quiso cargarse Villalar inventando una turné por provincias que fue un fiasco.

Y ahora Vox-PP vuelven a atacar por lo económico. Ya han conseguido que no se renueve un convenio por el que la Fundación Castilla y León (antes Villalar) pagaba 35.000 euros al Ayuntamiento por las eras donde hay actuaciones, las parcelas para aparcar, la limpieza y el mantenimiento de las instalaciones, el Centro Operativo de Protección Civil, la cesión de uso de la Casa Consistorial y la Casa de Cultura y algunos servicios más. La asfixia económica. Pero se equivocan si creen que así van a acabar con Villalar. La fiesta de Castilla y León ha sobrevivido a atentados anteriores, incluso peores, y sobrevivirá a este. Y estoy convencido de que rebrotará con más fuerza porque hay mucha gente que quiere estar ese día en el pueblo comunero. El tiempo nos lo dirá el próximo 23 de abril.

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