Mezclando Fermoselle, con Tesla y Radio Futura

2022 no ha sido un buen año para los vendedores de futuro

Bodega en Fermoselle| Cedida

Bodega en Fermoselle| Cedida / Bodega en Fermoselle| Cedida

Manuel Sevillano

Escribía mi colega de trabajo y de columna, Manu Mostaza, por aquí hace un tiempo que “El medio rural sabe que los imprevistos existen”. No seré yo el que le contradiga; pero añado que como existen, los imprevistos, cualquiera que asegure certezas va a tener su público.

Lo vemos, por ejemplo, analizando la valoración bursátil de las compañías. Algunas que llevan años cumpliendo sus compromisos en forma de resultados ven caer su valoración mientras le superan doblándolas, triplicándolas, quintuplicándolas otras que apenas tienen pasado, pero venden futuro, y muy bien, por cierto. Una investigación realizada por el profesor de la Universidad de Florida Jay Ritter, arrojó que el 81% de las 134 que se estrenaron en la bolsa de Estados Unidos en 2018, fue hecho por compañías que tuvieron pérdidas en el año anterior a su debut en bolsa. Tesla, no hace mucho, valía en bolsa más del doble que Toyota y VW juntas a pesar de que ganaba infinitamente menos dinero. Mientras los máximos directivos de Toyota y VW explicaban por ahí a todo el que se dejara cosas como la “robustez” de su balance, la “consistencia” de sus resultados o el “vigor” de sus ventas; Elon Musk, el histriónico líder de Tesla y chaman de varias salsas, decía cosas como que el futuro de la humanidad está en Marte o que los coches se van a conducir solos. Unos venden certezas y los otros expectativas y en tiempos de incertidumbre, de imprevistos, los segundos venden mejor material que los primeros… o al menos eso parecía.

Unos venden certezas y los otros expectativas y en tiempos de incertidumbre, de imprevistos, los segundos venden mejor material que los primeros

Pero no ha sido un buen año para los vendedores de futuro. Tesla ha perdido más del 60% de su valor en el año 2022, Amazon casi el 40%, Meta, Facebook, o como se llame … Otro tanto. La respuesta no ha sido muy original: despidos, despidos y más despidos. Uno qué, quizás esperaba desde la candidez, respuestas diferentes a las tradicionales por parte de estos vendedores de nueva hornada, pues como que me he quedado un poco desinflado. “El futuro ya está aquí” cantaban los Radio Futura hace años –muchos, ay– y se parece demasiado al pasado, aunque cada cierto tiempo nos volveremos a enamorar de la moda juvenil.

Por eso cuando leo en las hojas de este diario que “Existen estudios que documentan que las bodegas de Fermoselle tienen una antigüedad que va más allá del siglo X”, me alegro y me pongo a pensar que, quizás, esto del pasado no es mal camino para asegurar el futuro, aunque los imprevistos existen, claro; pero ya hemos vivido unos cuantos y no parece mala cosa.

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