Propinas en la hostelería

Cartas de los lectores

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Hace unos días en un alarde de imaginación y brillantez, la Diosa de Madrid, la mecenas y reina del vermut Isabel Díaz Ayuso, tuvo una inspiración y cuan poeta sabio lanzo su proclama y proyecto más chic y dijo ella: Porque no le digo y pido a los ciudadanos madrileños y españoles (Porque Madrid es España y España está dentro de Madrid) que a partir de hoy, os anuncio que desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid, recomendamos que los clientes en los bares, restaurantes, hoteles etc. etc. etc. Dejen propinas a los trabajadores de la hostelería.

Todo esto adornado con un video y un spot publicitario que termina destacando que “las propinas hacen posible esos pequeños sueños de quien nos atiende cada día. A mediados de diciembre, el Gobierno de la Comunidad de Madrid decidió intervenir en el asunto financiando una campaña institucional para animar a la población a dejar propina en los bares. “Son las clases de piano del hijo de Elena; es el regalo de cumpleaños con el que un año más Roberto ha vuelto a sorprender a Concha; son los estudios de Sofía para perfeccionar su inglés”, empieza el anuncio de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno madrileño. Y añado yo, que Igual se creen que con las propinas te vas a ir de vacaciones al Caribe, y no te vas ni a Moraleja del Vino. La propina es un tip, un caramelo para pagar la tarifa del móvil, el autobús o una entrada al cine de vez en cuando. No sirve para solucionar los problemas económicos de los camareros, es “contraproducente” y “alejado de la realidad” La idea de fomentar las propinas a los camareros no es para mejorarles sus ingresos sino para que los empresarios puedan pagar sueldos más bajos.

La propina es voluntaria y como tal, no se puede contar con ella como si fuese un aumento al sueldo. Los dueños de bares y restaurantes, toda la vida se quejaron, pero mira a donde van ellos, cuando cierran por vacaciones y a donde van sus empleados.

La propina es voluntaria y como tal, no se puede contar con ella como si fuese un aumento al sueldo. Los dueños de bares y restaurantes, toda la vida se quejaron, pero mira a donde van ellos, cuando cierran por vacaciones y a donde van sus empleados

El problema que tiene la hostelería no son las propinas, el problema es que se pagan unos sueldos muy bajos y les tienen prorrogadas las pagas extraordinarias en la mayoría de comunidades y no son 14 mensualidades con las 2 pagas incluidas, sino 12 mensualidades, salvo raras excepciones el sueldo no pasa de los 1.000 o 1.200 euros, y otro problema que existe en este gremio son, las horas que se hacen y no se pagan, pues en la mayoría de los negocios hay que hacer 10 o 12 horas y si hablamos de vacaciones otro drama, no te dan nunca un mes seguido como marca la ley, te dicen: coge una semana o diez días o como máximo quince días, por lo tanto no debe extrañar que nadie quiera trabajar en la hostelería, salvo gente muy necesitada y por obligación de llevarse una miseria a su casa, porque menos es nada. Luego se quejan los empresarios y dicen no hay camareros profesionales, joer claro la gente no aguanta y en poco tiempo se marchan porque no quieren seguir siendo explotados. En España siempre hubo grandes profesionales años atrás, pero estos ya son mayores y se han ido jubilando y los jóvenes de ahora no tragan con lo que le ofrecen los hosteleros, y hacen muy bien, el que quiera profesionales y gente cualificada, que la paguen bien.

A pesar de no ser obligatorias, las propinas sí que están reguladas desde un punto de vista fiscal. Joan Torres, presidente de la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributarios y Asesores Fiscales (FETTAF), asegura que los dueños de los locales están obligados a incluir las propinas en las nóminas de sus trabajadores. “En el caso de los camareros, es su empleador el que debe registrar estos ingresos, que están sujetos al pago del IRPF, y sobre los cuales es necesario pagar impuestos”, Normalmente no se declaran porque sería una verdadera miseria.

Las propinas tienen que pagar impuestos y sin embargo los diputados, senadores, jueces y otros altos cargos de la Administración, no pagan por el dinero que reciben por acudir a reuniones, sesiones o por participar en plenos o por sus complementos, viajes gratis, regalos y otras mamandurrias que reciben. Nosotros hacemos las leyes para que la cumplan los demás, nosotros somos otra especie. ¡Qué vergüenza!

Faustino Gómez Pérez

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