Zamoreando

“Roma locuta, causa finita”

La intervención de los Cubicularios ha sido ejemplar: rápida, silenciosa, firme

FIRMA CABALLEROS CUBICULARIOS Y VENERACION DE LA RELIQUIA DE SAN ILDEFONSO

FIRMA CABALLEROS CUBICULARIOS Y VENERACION DE LA RELIQUIA DE SAN ILDEFONSO / EMILIO FRAILE

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Dicen que todos los caminos llevan a Roma. Y allí han ido y han vuelto con las manos vacías, quienes pensaban que podían poner en duda en la Ciudad Eterna la decisión tomada por don Fernando Valera en la Capital del Duero, nada menos que la persona que ha enviado el papa Francisco para poner al día la diócesis. Un obispo ejemplar que quiere aplicar en Zamora las reformas que el Santo Padre está haciendo en el orbe católico.

A través del Nuncio Apostólico en España, hasta Roma llegó el recurso del sector que no quería acatar el decreto del Obispo de Zamora de 29 de agosto pasado. Pero, en el Dicasterio para los Laicos, bregados como están en estas lides, les dieron calabazas. Al Dicasterio no se le convence con argumentos falaces, verdades a medias y filtraciones a la prensa. Ni con cadenas de correos electrónicos escritos con abundantes faltas de ortografía, como si de un niño de primaria se tratara.

Corren malos tiempos para quienes en las cofradías, creen que pueden perpetuarse en el cargo, quienes no lo entienden como servicio y lo gestionan como un cortijo. “Roma ha hablado, el caso está cerrado”

Tan marinos se creen algunos que ignoran la primera norma no escrita en las reales ordenanzas de las Fuerzas Armadas: “Primero es cumplir y luego quejarse”. Lo decía Quevedo: “Aquí la principal hazaña es obedecer”. No olvidemos tampoco el primer reglamento de la Guardia Civil, cuerpo de naturaleza militar: “El honor es la principal divisa. Debe conservarse sin mácula. Una vez perdido no se recupera jamás”. Pero, hay que ser muy cabal para abanderarse en todo ello.

Así que los lobos de mar pensaron que podrían con don Fernando y su fiel y eficiente Comisión Gestora que, guardando voto de silencio, como los primeros Cubicularios, ha tenido que leer y escuchar mensajes de todo tipo. No se acordaban de que fue un pastor alistano, Viriato, el único en derrotar seis veces a las legiones romanas, alistano como el propio presidente de la comisión. Es palmario su temor a realizar interpelaciones en la etapa de recursos a los Estatutos, firmados el pasado sábado en la Iglesia Arciprestal de San Ildefonso.

Hoy en día la Iglesia tiene comisariadas hasta 15 instituciones religiosas en todo el mundo, desde los Heraldos del Evangelio a Cáritas Internacional. Don Fernando ha sabido aplicar en la sede de San Atilano las directrices del papa Francisco: menos personalismos, más participación, menos apariencia, más transparencia, menos amiguismo, más legalidad, menos poder, más servicio, menos declaraciones, más eficiencia y más unidad. Nadie va a quedar al margen de reformas tan necesarias.

Corren malos tiempos para quienes en las cofradías, creen que pueden perpetuarse en el cargo, quienes no lo entienden como servicio y lo gestionan como un cortijo. “Roma ha hablado, el caso está cerrado”. La intervención de los Cubicularios ha sido ejemplar: rápida, silenciosa, firme. Llegó la hora de “los lloros y el rechinar de dientes”, como dice el Evangelio. Todo un aviso para navegantes.

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