Las altas tarifas del AVE perjudican la recuperación económica de Zamora

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AVE / JESUS HELLIN

Editorial

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Un piso en el extrarradio de Madrid puede hasta triplicar el coste de uno en el centro de Zamora. La capital zamorana ofrece, además, plazas escolares de sobra y de calidad contrastada a través del informe PISA. Los niños tienen acceso a una educación puntera tanto en Bachillerato de excelencia como en las disciplinas universitarias de su campus y en las titulaciones de Formación Profesional.

Zamora, a pesar de la inflación, sigue figurando entre las cestas de la compra más baratas y con productos de proximidad de excelente relación calidad/precio. Se mantiene entre las capitales de provincia con mayor índice de seguridad ciudadana y calidad de aire; zonas verdes, actividades culturales y espacios de ocio a precios asequibles, son solo otros de los elementos que completan la oferta de calidad de vida de una ciudad que siempre deja críticas positivas y de admiración por quienes vienen a visitarla.

Lo descrito no corresponde al programa de ningún candidato de partido para las próximas elecciones municipales. Es la realidad que ha hecho que algunas personas, quienes pueden permitirse teletrabajar para acudir a su centro de trabajo en Madrid de forma no diaria, se lleguen a plantear un cambio que significaría el renacer de la ciudad zamorana que ha visto cómo este año se rompía otra barrera psicológica al descender de los 60.000 habitantes como consecuencia de la emigración, principalmente.

El Gobierno debe instar y Renfe ejecutar esas modificaciones para que los viajeros se beneficien cuanto antes. Ese será también su propio beneficio, porque redundará en más viajeros y, por tanto, en más ingresos para líneas muy complicadas de amortizar

Una emigración que tiene como destino más frecuente la capital de España, donde se calcula que viven cerca de 40.000 personas nacidas en tierras zamoranas, más sus descendientes. Y esa cifra engorda año a año. Muchos de ellos tienen su lugar de residencia a más de una hora de su trabajo y deben madrugar y viajar en uno o dos medios de transporte público o arriesgarse a largos atascos si se desplaza en vehículo privado cada día.

Todo eso ocurre, entre millones de personas, a nuestros paisanos, a más de 200 kilómetros de la ciudad zamorana. Solo que hoy en día es el tiempo, que no la ubicación geográfica, la que manda. Y la distancia actual entre Zamora y Madrid es de aproximadamente una hora. Todo depende de la movilidad y esa movilidad por la que dice apostarse desde instancias europeas y del gobierno nacional, viene marcada por el ferrocarril.

Hace más de un año que Zamora tiene la conexión por AVE con Madrid. La línea que atraviesa la provincia desde Galicia a la capital española es la que más viajeros ha ganado en los últimos doce meses: 1,8 millones de usuarios con crecimientos de más de un 74% según datos de la propia Renfe.

Todo, a pesar de la escasa cantidad de billetes que se venden con origen o destino Zamora, sin que hasta ahora ni las preguntas parlamentarias planteadas hayan explicado suficientemente la dificultad de encontrar billetes y, en particular, por el enorme desembolso que supone la compra con tarifas habituales.

La puesta en marcha de los bonos Avant, además de un considerado galimatías que originaban las condiciones por su complejidad y escasa flexibilidad, estaba destinada a paliar ese problema. Si alguien sospechaba de su escasa demanda, fueron más de 1.700 los zamoranos los que lo solicitaron.

El pasado 26 de diciembre el BOE hacía oficial, al fin, lo prometido, y largamente reivindicado, sobre la declaración de servicio público obligatorio del servicio Zamora-Madrid. Ello supone la entrada en vigor de nuevos abonos con ese 50% de descuento prometido al que habrá que sumar el 25% aprobado por la Junta. El año 2023 puede ser el año del ferrocarril en Zamora y con él, abrir el de la recuperación de la capital zamorana. Puede, porque el inicio ha sido, cuando menos, accidentado. Renfe retiró los bonos existentes a partir del día 1 y los invalidó con solo tres días de plazo, el pasado 29 de diciembre. Los nuevos no estarán disponibles hasta el 23 de enero. Así se obliga a cientos de viajeros zamoranos a tarifas inasequibles que, entre el trayecto de ida y vuelta se acercan a los 100 euros por viaje. Inasumible e inaceptable y más si la línea ya es servicio público obligatorio.

La obsesión por ir más allá de palabra que de obra solo sirve para desconcertar y acabar causando malestar en lugar de la satisfacción que se pretendía con la noticia. Todo viene a resumirse en lo que ocurre en la siempre criticada (y hay que decir que con razón por ineficaz) página web de Renfe: está preparada para los cambios, pero inoperativa. Así cualquier cambio se queda en agua de borrajas.

El Gobierno debe instar y Renfe ejecutar esas modificaciones para que los viajeros se beneficien cuanto antes. Ese será también su propio beneficio, porque redundará en más viajeros y, por tanto, en más ingresos para líneas muy complicadas de amortizar. Se beneficiarían las arcas públicas con contribuyentes que se darían de alta en la provincia sin que ello supusiera una gran merma en la maquinaria fiscal madrileña.

Y, sobre todo, puede beneficiar a territorios donde, a falta de nuevas oportunidades laborales “in situ”, se pueda aprovechar la cercanía a polos de atracción mayor, como es el caso de Madrid. De ahí que también siguen siendo necesarios otros servicios como el tren madrugador. Al menos, así, los zamoranos tendrían la posibilidad de volver a su tierra antes de la jubilación, y edificar su vida con una calidad inalcanzable en esas grandes metrópolis que, quizá, vayan transformando su propia concepción, enterradas entre contaminación, inseguridad y los desorbitantes costes de los servicios más elementales.

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