Luces, castañas y Navidad
En España, corren tiempos convulsos. Hace algunos años la Navidad se declaraba oficialmente el 22 de diciembre cuando los niños de San Ildefonso, perfectamente coordinados y durante horas, ponían a todo el país en vilo para que solo algunos agraciados pudieran dormir tranquilos durante algún tiempo.
Hoy la Navidad se manifiesta en el momento en que, la caja boba nos empieza a bombardear con anuncios de colonias. Este acoso publicitario sumado al olor que desprenden las castañas asadas por las calles de nuestra ciudad, donde sus dueñas sirven, a golpe de cucurucho, el fruto seco cargado de virtudes, para el disfrute de algunos paladares, nos advierte que las Navidades están muy cerca. Peligrosamente cerca. Aunque, sin lugar a duda, el pistoletazo de salida lo dan las luces navideñas que se declaran en el puente de la Constitución.
Se ha alterado la sensación navideña, pero eso es lo de menos si lo comparamos y analizamos con el tremendo descontrol que está sufriendo la vida política. Fíjense qué barullo estamos viviendo, que actualmente se aprueban leyes donde se favorece al reo; no se penaliza el delito de sedición; se rebaja a la nada la malversación; no se respeta la separación de poderes. Y para que todas estas tropelías se vean como un acto sensato, determinados políticos, sin ningún escrúpulo, se atreven a dar versiones delirantes intentando normalizar la situación para llevar a cabo su plan.
Ahora nos hallamos ante políticos fanáticos, irresponsables y autócratas intentando idiotizar a la sociedad a través de una estrategia basada en estos 5 pasos; el primero es negar rotundamente que algo rocambolesco se llevará a cabo porque es impensable; el segundo es, pasado un tiempo, abrir esa posibilidad con la que antes no se contaba porque lo existente se ha vuelto injusto; el tercero es exponer que el cambio es necesario y urgente para equipararse a Europa; el cuarto es declarar con mucho ímpetu lo importante que es el entendimiento con otras Comunidades Autónomas; el quinto es echarle la culpa a la oposición por haber tenido que llegar a tales fines.
Gran parte de los políticos se han deshumanizado. Viven en otra dimensión, en una realidad paralela donde todo vale. En los últimos tres años han conseguido polarizar a la sociedad creando malvados de los que solo ellos te pueden salvar. De algún modo, la política ha dejado de ser el gobierno de los asuntos públicos, para pasar a ser un fin para el propio beneficio personal, donde la mentira se ha atrincherado sin sufrir ninguna consecuencia.
Pero confío en que todo vuelva a enderezarse a tiempo y regrese la racionalidad y la tolerancia, que la gente no esté tan enajenada como para votar a brutos ineptos que irán en contra de sus propios votantes suicidas. Hay que esperar a que las masas no sean tan manipulables ni se dejen engañar por autoritarios sin escrúpulos.
Ahora bien, espero que de aquí a un tiempo los ánimos se serenen y la perspicacia aumente, la verdad vuelva a contar y la gente se haga menos fanática, fantasiosa y tribal de lo que lo es hoy en día. Que el mundo recobre cierta compostura. Y el lugar correcto para la historia de España es: estar al lado de La Constitución y de la democracia.