Zamoreando

¡Menudo enganchón!

A Pablo Echenique le va la bronca, no hay día sin meterse en un fregado

Echenique

Echenique / Rodrigo Jimenez

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

A Pablo Echenique le va la bronca. Al portavoz de Unidas Podemos le va la tangana. No pasa un solo día sin que se meta en un fregado del tipo que sea. Casi siempre verbal. Los que hablan de violencia verbal contra sus correligionarios, y se rasgan las vestiduras, son los primeros en practicarla contra todo lo que se mueve a izquierda y derecha, fundamentalmente derecha, y contra aquellos colectivos que creen más vulnerables o sujetos a crítica, como los cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

A Echenique le gusta liarla parda. No importa el tema. No importa el momento. No importa el lugar. Su espectro polémico abarca el infinito. Como todo el mundo sabe es un defensor a ultranza de las políticas podemitas. La cosa no pasaría de gusto y ganas si no fuera porque su defensa no la ejerce, no la hace utilizando las mejores maneras posibles, que sería lo correcto.

Para el portavoz de la podemía defender la reforma exprés del Gobierno que persigue renovar el Tribunal Constitucional, pasa por insultar a los partidos de la oposición, obviamente, PP, Vox y Ciudadanos, los otros, los independentistas son necesarios y a esos ni tocarlos, ni enmendarlos, hay que dejarlos medrar. Cuanto más consigue el independentismo más se empobrece España, democráticamente hablando.

Para el portavoz de la podemía defender la reforma exprés del Gobierno que persigue renovar el Tribunal Constitucional, pasa por insultar a los partidos de la oposición

Para Echenique, cuando PP, Vox y ciudadanos hablan, “echan espumarajos azules, verdes y naranjas por la boca”. Semejante violencia verbal no ha dejado a nadie indiferente por el tono y el lenguaje, ya se sabe, inclusivo. En su caza de brujas, Echenique ha arremetido incluso contra la RAE que no está por dejarse apabullar para cambiar también el diccionario a instancias de esta gente. No midió sus fuerzas porque, de frente y enfrentado, se ha encontrado con un Arturo Pérez Reverte en estado puro, que le ha replicado aconsejándole: “Hágase el favor de ocuparse de su turbio negocio, su dócil clientela, sus groseras mingas y domingas, y no se meta en lo que ni conoce ni comprende”. Tal contundencia no tiene respuesta posible, porque, además, está razonada.

No vale arremeter de la forma grosera que lo hace Echenique contra todo y contra todos los que no comulgan con él, que somos la mayoría ciudadana. Los españoles están más que hartos de las salidas de tono de este individuo y de sus compañeras Irene Montero y Ione Belarra que parecen habitar otro planeta, que parecen no ser de este mundo a tenor de las barbaridades que pueden llegar a decir al cabo del día. Lo malo es que ejecutan esas barbaridades sin que nadie en el Gobierno de Sánchez les pare los pies.

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