La jovencita a la que le gustaba jugar al fútbol

El modo de vida ha cambiado bastante y la mentalidad de los ciudadanos también

Jugadoras de la selección española de fútbol

Jugadoras de la selección española de fútbol / AFP7 vía Europa Press

Agustín Ferrero

Agustín Ferrero

Hace unos años fue estrenada una película inglesa cuyo título era “Quiero ser como Beckham”. Fue en el año 2002. Para los menos futboleros aclararles que el tal David Beckham era un jugador inglés, del “Manchester United”, con buenas hechuras balompédicas y mejor porte, que llegó a jugar en el “Real Madrid”. Era tal su atractivo que traía a las chicas revueltas. De hecho, ha vivido de su imagen durante muchos años, posando como modelo de ropa interior para importantes marcas.

Por entonces había un grupo musical denominado las “Spice Girls”, que vendían discos a mogollón. También, para quienes no se acuerden, se trataba de cinco chavalas inglesas de lo más pijo que había entonces. Una de ellas, llamada Victoria, a la que no le gustaba España porque olía a ajo, llegó a casarse con el bello Beckham. Entre ambos se aburrieron a ganar dinero.

El argumento de la película iba, más o menos, de una jovencita de 18 años a la que le encantaba jugar al fútbol, más que nada debido a su gran admiración por el bello Beckham. Lo practicaba a base de mentiras y subterfugios, pues su familia hindú - especialmente su padre - no se lo permitía, ya que consideraba que iba en contra de sus costumbres. Pero la chavalina brillaba en el equipo, y el entrenador la animaba a seguir jugando. Así que perseveró en su afición hasta conseguir participar en una categoría importante de la liga inglesa. La película obtuvo mucho éxito y consiguió varios premios.

El hecho es que hace 20 años en España apenas se hablaba del futbol femenino, y a muy poca gente le interesaba. De ahí que el estreno de la mencionada película llamara mucho la atención.

La jovencísima futbolista tenía una íntima amiga, que jugaba en el mismo equipo, una rubia inglesita de familia clásica, de esas de toda la vida. A la madre de la inglesita le mosqueaba el especial interés que mostraba su hija hacia su amiga hindú, y pensaba que se trataba de algo relacionado con una supuesta atracción sexual, aunque lo cierto era que se debía exclusivamente a su afinidad futbolística. En resumen, historias de dos familias: una influenciada por sus costumbres socio-religiosas y otra por una presunta relación afectiva-sexual, que sacaban a la luz una serie de prejuicios de la sociedad de entonces.

El modo de vida ha cambiado bastante y la mentalidad de los ciudadanos también. Ello ha sido debido merced a gente que se ha movido con valentía y decisión, reivindicando derechos

Y es que, ambos temas, el del fútbol femenino y la relación entre personas del mismo sexo entonces eran temas sujetos a debate. Hoy, afortunadamente, no dan mucho para hablar, ya que forman parte de la vida cotidiana.

Viene esto a cuento de que mucha gente dice que en España no ha cambiado nada en los últimos años. Pero detalles como éstos vienen a corroborar lo contrario. El modo de vida ha cambiado bastante y la mentalidad de los ciudadanos también. Ello ha sido debido merced a gente que se ha movido con valentía y decisión, reivindicando derechos. Así, en lo que se refiere al futbol femenino, se consiguió hace un año que fuera considerado como profesional por el Consejo Superior de Deportes. En cuanto a las relaciones entre personas del mismo sexo, en 2005 se aprobó una ley que les permitió casarse. Tales hitos han ayudado a ver las cosas de otra manera. Pero otros temas han continuado lo mismo, sin moverse un solo centímetro, como es el caso de la España vaciada.

La falta de interés de los gobernantes ha sido patente. Ningún gobierno ha movido un dedo para solucionarlo, y las zonas deprimidas cada vez lo están más. Pero mira tú por donde, el Gobierno central actual parece que empieza a sensibilizarse. De hecho, hace poco decidió descentralizar determinados estamentos oficiales. Consecuencia de ello fue que la “Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial” fuera implantada en Galicia, y la “Agencia Espacial Española” en Andalucía. Pero héteme aquí que esa lotería no le ha tocado a Orense, en el caso de Galicia, ni a Jaén, en el de Andalucía, que son los dos focos más sensibles de despoblación en esas regiones, sino que se ha premiado a La Coruña y Sevilla, es decir, a las provincias menos necesitadas. Así, de esta manera tan sublime, se ha producido el milagro de pasar de una centralización estatal a una centralización comunitaria.

Merced al famoso “truco del almendruco”, se ha premiado no a quienes más lo necesitan, sino a los que disponen de mayor vivero de votos. Una vez más el dinero de todos los españoles va a ser utilizado para que un determinado partido obtenga publicidad gratuita en Sevilla y La Coruña cuyo número de votantes multiplica en mucho a los de Orense y Jaén.

El caso es que, por “hache” o por “be”, cuando parecía haber desaparecido el centralismo del Estado, ha aparecido el monstruo de las galletas en forma de dos comunidades autónomas, y no ha dejado ni una.

De manera que no es de extrañar que haya gente que, aunque haya cambiado su percepción del futbol femenino y de las relaciones entre personas del mismo sexo, no haya podido hacer lo mismo respecto a la lucha contra la despoblación.

Por cierto, que, entre las cinco provincias de Castilla y León que optaron, sin ningún éxito, a albergar esas sedes, nuestra comunidad cutónoma no tuvo a bien incluir a la de Zamora. Ninguna sorpresa, conociendo el percal. Así que habrá que continuar huyendo por la derecha, o por la izquierda, como hacía “Canito” en los dibujos animados de la tele en los “80”. O a volver a ver la peli de “Quiero ser como Beckham”.

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