La Opinión de Zamora

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PABLO PUJADAS

El salto de Castro cuelga el cartel de “vendido”

La presa construida en el municipio alistano cumple 70 años

Presa de Castro ENRIQUE RODRIGUEZ

Río Duero, río Duero,

nadie a acompañarte baja;

nadie se detiene a oír

tu eterna estrofa de agua.

Así lamentaba el poeta Gerardo Diego, en su bello Romance del Duero, la indiferencia que los ciudadanos de Soria mostraban al paso del río.

Nosotros, por el contrario, sí vamos a acompañar al padre Duero que, en su largo viaje desde los Picos de Urbión, cruza el corazón de nuestras tierras zamoranas regándolas de este a oeste, y nos vamos a detener en un punto concreto de su recorrido por nuestra provincia: la presa de Castro , que ahora cumple los 70 años de su finalización y puesta en funcionamiento y el poblado de El Salto que se encuentra junto a la misma.

Es esta la última presa que encuentra el Duero antes de convertirse en frontera natural con Portugal y está enclavada en una agreste garganta del Parque Natural de los Arribes.

Después de recibir las aguas del Tera, el río Esla, represado en Ricobayo, sigue su curso hasta entregar el tributo de sus aguas al Duero y formar el embalse de Villalcampo. Luego, sigue aguas abajo para volver a detenerse, esta vez en la presa de Castro, de la que hoy nos ocupamos brevemente con el objetivo de conocerla un poco mejor. Dicho embalse es también conocido como de Castro de Alcañices o Salto de Castro. Curiosamente también recibió la denominación de Castro del Ladrón (recordemos que el nombre antiguo de la hoy Castro de Alcañices era Castro Ladrones). Esta denominación encuentra su explicación en la sabiduría popular: se dice que allí se celebraba una feria a la que acudían los vecinos de los pueblos cercanos, y que, cuando regresaban a sus localidades, después de haber hecho sus compras, eran asaltados en los caminos. De ahí el curioso apelativo.

El proyecto de la presa de Castro, al igual que otros que también forman parte del sistema llamado Saltos del Duero, se debe al sobresaliente ingeniero Pedro Martínez Artola, uno de los más destacados ingenieros de grandes presas

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No es esta una infraestructura hidráulica comparable a otras de colosales dimensiones como pueden ser las de Aldeadávila o Almendra. No en vano son construcciones posteriores a la que hoy nos ocupa y se hace evidente un salto cualitativo muy importante entre ellas. Sin embargo, hay que subrayar que la experiencia, conocimientos y avances que se iban consiguiendo durante el levantamiento de presas como Castro, fueron utilizados en infraestructuras posteriores que tenían la misma finalidad. Del mismo modo, cabe decir que los trabajos de la presa de Castro se iniciaron en 1946, es decir, en plena posguerra, lo que da idea de las enormes dificultades tanto en lo económico como en la provisión de los materiales necesarios para llevar a cabo empresas de una cierta envergadura. A todo esto debemos unir la falta de mano de obra cualificada y las limitaciones de la maquinaria utilizada en aquellos tiempos. Pero, a medida que pasó el tiempo, la evolución de la tecnología fue una realidad que se hizo patente no sólo en la construcción de las presas sino también en el diseño de los grupos hidroeléctricos que se instalaban en ellas. Todo ello dio como resultado la posibilidad de construir infraestructuras cada vez más importantes por sus formidables dimensiones, su capacidad productiva y su contundencia.

El proyecto de la presa de Castro, al igual que otros que también forman parte del sistema llamado Saltos del Duero, se debe al sobresaliente ingeniero Pedro Martínez Artola, uno de los más destacados ingenieros de grandes presas cuyos estudios fueron tenidos muy en cuenta en todo el mundo. Ocupó diversos cargos en Iberduero, presidió el Comité Español de Grandes Presas así como el Comité Europeo de Grandes Presas entre otros organismos. Pero si por algo es merecidamente reconocido Martínez Artola es por el proyecto de una brillante joya de la ingeniería civil española como es la presa de Aldeadávila, cuya proyección inició en 1903.

Una vez presentado al responsable del proyecto, pasemos a conocer algunos datos técnicos de su obra en Castro, tomados mayoritariamente del SEPREM (Sociedad Española de Presas y Embalses).

-Ubicación: cuenca del Duero, en su curso medio. Arribes del Duero.

-Localización: a 4 kms de Castro de Alcañices, comarca de Aliste, provincia de Zamora. Junto a la frontera con Portugal.

-Tipo de presa: gravedad (el peso de la presa por sí misma es capaz de contener la gran presión horizontal que el agua ejerce sobre ella). También presenta elementos independientes tipo contrafuerte que sostienen el muro que actúa como dique.

-Altura: 55 m.

-Longitud de coronación: 144 m.

-Desagües: 2, con capacidad entre 7 y 108 m3/s.

-Capacidad de los aliviaderos: entre 475 y 10.080 m3/s.

-Capacidad del embalse: 273 hm3.

-Superficie ocupada por las aguas: 180 ha.

-Sistema: Red de Embalses de los Saltos del Duero.

-Centrales hidroeléctricas: con una potencia total de casi 190 Mw (190.000 kw/h).

Castro I: con 80.000 kw/h, puesta en funcionamiento en diciembre de 1952.

Castro II: con 110.000 kw/h, fruto de una ampliación posterior.

-Ejecución de las obras: de 1946 a 1952. La ampliación se llevó a cabo entre 1974 y 1977.

-Entidad gestora: Confederación Hidrográfica del Duero.

Para emprender los trabajos también se hizo necesaria la construcción de un poblado en las inmediaciones de la presa con el fin de dar alojamiento a los obreros y a sus familias. Hay que poner en valor el hecho de que se dotara al lugar de variadas instalaciones como escuela, comedores, enfermería, farmacia, hospedería, recintos deportivos, cantina, cuartel de la guardia civil… Por otro lado, Iberduero se encargó de la restauración del antiguo convento franciscano de Santa María La Verde, que estaba en ruinas. El poblado recibió varios nombres, como por ejemplo Poblado de la Verde o de Iberdrola o simplemente El Salto.

Recientemente, este lugar ha ocupado el primer plano de las noticias inmobiliarias en Zamora. El poblado, que llegó a estar a la venta por 240.000 € en el portal de Idealista ha sido vendido por 300.000 €. En realidad el precio es irrisorio si lo comparamos con otros intentos previos de venta (recordemos que había tenido un precio de venta superior a los seis millones de euros). Posiblemente las últimas crisis que estamos atravesando, y sobre todo la posición de la familia propietaria respecto a este asunto, estén detrás de esta decisión. De hecho alguna ONG y otros organismos, incluso del extranjero, han estado mostrando interés por su adquisición. Finalmente, el constructor Oscar Torres del grupo toledano Iniciativas FAOS, ha sido quien se ha llevado el gato al agua. De todos modos, para poner al día esta localidad, que durante su despoblación ha sufrido continuos saqueos y ataques vandálicos, y emprender en ella alguna iniciativa viable, se hace evidente la necesidad de realizar inversiones inteligentes, productivas a medio plazo y sostenibles en el tiempo. Con esta venta, al menos se desvanece la amenaza de demolición que se cernía sobre el poblado. No olvidemos que hablamos de un lugar emplazado en los Arribes, Parque Natural cuyos encantos pondremos de relieve a continuación en este mismo artículo. Ahora habrá que esperar para ver qué futuro real le espera a esta aldea fantasma que muchos desean ver convertida en un lugar de turismo rural. Las primeras impresiones tras la realización de la venta apuntan precisamente en esta dirección.

Terminaremos estas líneas recordando los innumerables atractivos que albergan los alrededores de la presa y el poblado en el Parque Natural de los Arribes: miradores diversos con una ubicación increíble que ofrecen vistas espectaculares y que a buen seguro no decepcionarán a los amantes de la fotografía; la localidad de Fermoselle con cuantiosos puntos de interés; las formidables presas de Aldeadávila y Almendra; un tour fluvial por el Duero; rutas de senderismo que nos brindan múltiples encantos al paso por cascadas, restos de molinos de agua, etc.; el desafiante Puente Pino a 90 metros de altura… Mencionemos también que, como Reserva de la Biosfera y Zona natural de Especial Protección para las aves, ampara especies que, con un poco de suerte, podremos avistar: nos referimos por ejemplo al buitre leonado, la cigüeña negra o el halcón peregrino entre otras . Como se puede ver, la lista de propuestas es larga, variada y muy tentadora.

Este septuagésimo aniversario de la presa de Castro de Alcañices puede muy bien justificar una visita al citado recinto y un ameno paseo por el irrepetible entorno donde se enclava.

Con estas líneas pretendíamos conocer un poco mejor esta infraestructura y su contexto. Llegando al punto y final no nos queda sino instar a nuestros lectores encarecidamente a visitar la presa de Castro, sus instalaciones y su sorprendente entorno que a nadie dejará indiferente.

(*) Doctor Ingeniero de Caminos Canales y Puertos Profesor de Ingeniería de la Construcción en la Universidad Politécnica de Cataluña

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