La Opinión de Zamora

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Eduardo Ríos

Desde Los Tres Árboles

Eduardo Ríos

En el alto de Carmona

La sierra ardía por los cuatro costados y Quiñones debía ser el único en todo el país que no estaba enterado de la magnitud de la tragedia

INCENDIO SIERRA DE LA CULEBRA. OLLEROS DE TERA Emilio Fraile

Estoy en la atalaya de la Tierra Vieja de Tábara. En el alto de Carmona. A un lado Sarracín de Aliste, al otro Tábara. En medio yo, el interminable azul del cielo alto y un espectáculo realmente sobrecogedor. Ha desaparecido el sonido original que siempre tuvo la sierra y, aunque yo aún distingo la lejana melodía, me pregunto cómo es posible que a estas alturas nadie haya pagado políticamente por ello.

Del horizonte me llega la luz, ladera abajo, entre cegadores muros de pinos calcinados. Veo los bancales abrasados, la realidad del desastre que ha supuesto un antes y un después para la Sierra de La Culebra y el espíritu se rebela. Quisiera gritar y dar golpes, lanzar al mundo el grito agónico de esta bendita tierra, pero, ¡ ay!, está atrapado por una sutil red de intereses bastardos y mucho me temo que su voz no llegue más allá de los que se alcanza a ver desde el campanario propio de un pequeño periódico de provincias.

Ya en su momento se denunció desde esta misma columna el desastre que supuso la falta de prevención de la Junta respecto a los incendios del pasado verano. No entraré, por tanto, en detalles. Si hablaré, en cambio, de algunas conductas. Concretamente de las de cierto consejero de la Junta de Castilla y León que después de miles de hectáreas abrasadas en un terreno declarado por la Unesco como Reserva de la Biosfera tuvo la desfachatez de decir que “ si no hay datos no se pueden atribuir culpas”.

Se trata de Juan Carlos Suárez- Quiñones y era su respuesta a las críticas por su gestión de los incendios. Este sujeto es el mismo que se despachó en el año 2018 con aquello de que “mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro”. El mismo que, en el colmo del desvarío, culpó a los grupos ecologistas de la falta de mantenimiento en los bosques… ¡ Sobran los comentarios!

Sucede que, más allá de declaraciones rimbombantes, falta voluntad política para sacar a esta tierra del abandono institucional en el que se encuentra. La enumeración de los desaires sería inacabable. Uno de los últimos, las ayudas ZIS

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Tan sólo añadiré que es una afrenta para la comunidad que, después del tiempo transcurrido, el señor Suárez- Quiñones siga al frente de la Consejería de Medio Ambiente, vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta que preside Alfonso Fernández Mañueco. Más allá de cualquier otra consideración, es una cuestión de sentido común. Y es que, si no entiende el valor del patrimonio natural ni la aportación de los pueblos a su conservación, en modo alguno podrá protegerlos. ¡ Así de simple!...

¡ Sí! Fue muy duro oír tamañas necedades al tal consejero. La sierra ardía por los cuatro costados y él debía ser el único en todo el país que no estaba enterado de la magnitud de la tragedia. Los daños en términos económicos, medioambientales y humanos que supuso aquella irresponsabilidad se me antojan incalculables. Sin embargo, él sigue ahí. En su poltrona. Algo inexplicable con semejante curriculum, ciertamente, pero no tan extraño como a primera vista pudiera parecer. Y es que, llueve sobre mojado.

Sucede que, más allá de declaraciones rimbombantes, falta voluntad política para sacar a esta tierra del abandono institucional en el que se encuentra. La enumeración de los desaires sería inacabable. Uno de los últimos, las ayudas ZIS.

El objetivo de estos fondos es contribuir al mantenimiento de determinadas zonas favoreciendo el desarrollo de las poblaciones locales. Mejorar sus infraestructuras y adecuarlas al entorno acondicionando senderos, limpiando el margen de los ríos, rehabilitando casas rurales, mejorando saneamientos y alcantarillados, creando parques públicos, implementando señalizaciones informativas, recuperando el patrimonio arquitectónico, etc, etc. En definitiva, lo que se pretende es dotar a las zonas rurales de servicios que mejoren la calidad de vida de sus habitantes sin olvidar sus valores naturales y culturales.

Lamentablemente, la Reserva de la Sierra de La Culebra se ha vuelto a quedar una vez más fuera de estas ayudas y eso a pesar del empeño de sus alcaldes... ¿Será que la Junta piensa que las necesidades de la zona se encuentran ya debidamente cubiertas? Es eso, o es, tal vez, que considera que el castigo recibido durante el pasado verano no fue para tanto…

No sé. Desconozco las razones por las que ha vuelto a quedar fuera pero, en cualquier caso, es difícil entenderlo. Muy difícil, la verdad.

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