La Opinión de Zamora

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Agustín Ferrero

La obra más representada de la historia

“Don Juan Tenorio” ha sido llevada a casi todos los pueblos de nuestra geografía

ZAMORA. TEATRO PRINCIPAL. DON JUAN TENORIO ANA R. BURRIEZA

La obra de teatro más representada en España a lo largo de la historia es, sin lugar a dudas, “Don Juan Tenorio”. La obra cumbre de José Zorrilla ha sido llevada a casi todos los pueblos de nuestra geografía por cómicos más o menos conocidos, con medios más o menos deslumbrantes, en salas con más o menos aforo. Miles de representaciones lo avalan. Estrenada en Madrid en 1884 no ha dejado de acercarse a todo tipo de públicos. Llegada la fecha del Dia de los Santos continúa reponiéndose en muchas localidades. De hecho, durante muchos años, en Madrid se interrumpían las funciones en tres o más teatros para representar las andanzas de Don Juan y Doña Inés.

Me acuerdo perfectamente la primera vez que vi esta obra. Fue en el teatro “Ramos Carrión” de la mano de mi abuelo, en una tarde-noche del mes de noviembre. Yo era un niño al que aún le quedaban unos cuantos años para llegar a la adolescencia, de ahí que llegara a impresionarme la función, de manera especial las escenas en el cementerio y los personajes del más allá. Menos mal que mi abuelo me explicó de que iba aquello. También fue para mí un descubrimiento el hecho de que los diálogos se dijeran en verso, pues por entonces la única poesía de la que tenía alguna referencia eran algunos versos de Gustavo Adolfo Becker. Años después tuve la ocasión de ver “el Tenorio” en otras versiones. La que más llegó a seducirme fue la que hicieron Ana Belén y José Luis Pellicena hace ya mucho tiempo. Hace menos tiempo, unos seis años, me vi gratamente sorprendido por la versión que nos presentó el grupo zamorano de “La Tijera”, que a diferencia de lo que suele pasar en estos casos, llegó, con creces, a ser profeta en su tierra.

Aquí en Zamora podemos gozar todos los años de la versión que hace “La Tijera” (nacida en 1986, ha estado siempre nutrida de actrices y actores zamoranos) que no solo no tiene que envidiarle nada a ninguna otra, sino que las mejora en algunos aspectos.

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La historia de un amor imposible entre un atractivo pendenciero de sexualidad insaciable y una novicia tierna e inocente es siempre un binomio atractivo. Una imagen del libertinaje de un señorito de aquella época que presume de haber poseído a decenas de mujeres (O dos mil, en la versión japonesa de Nozaki) y una jovencita que lucha por la salvación del ser humano a través de valores como la fe y la bondad. Un contraste de grandes proporciones: el norte y el sur, el polo positivo y el negativo, el seductor y la doncella, son suficientes ingredientes para que llegue a interesar esta obra de Zorrilla.

Ambientada en la Sevilla del S.XVI, y tomando como referencia “Tan largo me lo fiais” y “El burlador de Sevilla”, de Tirso de Molina, la función consta se siete actos (Distribuidos en dos cuadros, separados cinco años en el tiempo) a diferencia de los tres habituales que se llevaban cuando se escribió la obra. Directores de cine, como Ingmar Bergman o Gonzalo Suarez, se han inspirado en el personaje de Don Juan para alguna de sus películas. Es ésta una función que continuará perdurando a través de los años.

Tan es así que no ha habido actor, actriz o director que no la haya representado alguna vez o que se haya quedado con las ganas de hacerlo. De Margarita Xirgu a Amparo Rivelles y María Dolores Pradera hicieron a Doña Inés. De Paco Rabal a Sancho Gracia y Manuel Dicenta, pasando por el mismísimo Don Jacinto Benavente interpretaron a Don Juan. También se metió en la piel del Tenorio el cineasta Luis Buñuel. Directores como Miguel Narros, José Tamayo o Gustavo Pérez Puig llevaron en volandas esta función en varias ocasiones. Tampoco faltaron montajes espectaculares como aquel que contó con decorados realizados por Salvador Dalí. Como curiosidad, recordar que Ana Mariscal, en 1944, interpretó en Valladolid el papel de Don Juan, con el consecuente escándalo de la mojigata sociedad de entonces, pues en plena postguerra civil y fuerte censura, una mujer se había atrevido a meterse en la piel de un hombre.

Aunque quizás las representaciones tradicionales que más puedan sonar sean las de Madrid, Alcalá de Henares y Valladolid, no por ello necesariamente hay que suponer que sean las mejores. De hecho, aquí en Zamora podemos gozar todos los años de la versión que hace “La Tijera” (nacida en 1986, ha estado siempre nutrida de actrices y actores zamoranos) que no solo no tiene que envidiarle nada a ninguna otra, sino que las mejora en algunos aspectos. El haber mantenido más o menos constante el elenco de intérpretes de esta función, le da una pátina de credibilidad, poco usual, debido a la simbiosis surgida entre el actor y el personaje. Desde hace catorce años, en fechas próximas a la de Todos los Santos, Indalecio Álvarez Campano, alma mater de la compañía, viene introduciendo nuevas aportaciones tanto en la escenografía como en la iluminación, que no por esperadas dejan de sorprender. De manera que, así, como quien no hace la cosa, este director lleva ya más de cincuenta representaciones.

Los zamoranos tenemos la suerte de que nos traigan a casa todos los años esta obra religioso-fantástica del teatro clásico español, y además en el marco incomparable y coqueto del Teatro Principal. En esta ocasión para los papeles de Don Juan y Doña Inés se cuenta con dos artistas invitados, dos jóvenes actores que, además de una trayectoria bien bruñida, cuentan con el aval de haber hecho estos personajes en otras ocasiones. Daniel Miguelañez, actor madrileño, especializado en teatro clásico, será Don Juan, y la brillante actriz zamorana Verónica Calvo, Doña Inés, que con otros catorce intérpretes serán los encargados de dar vida a esos personajes que a todos nos suenan, como Don Luis Mejías, el capitán Centellas, Brígida o Ciutti. Serán los próximos días 28,29 y 30 de este mes de octubre.

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