La Opinión de Zamora

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Silvia Sanabria

Homenaje representado en mi madre, Cola Cunquero

Silvia Sanabria junto a su madre, Cola Cunquero S.S.

Para ella el día comienza cuando todavía la noche está presente. Es Noviembre, el frío arrecia y hay mucha faena por delante. Baja a la cocina, ya está la lumbre encendida, una tarea que suele hacer el marido. Pone las manos sobre el fuego para calentarse ,busca el caldero y lo pone sobre las llares. Hay que alimentar a los gorrines, este año tienen tres buenos lechones para la matanza. El marido arrima el puchero del café al fuego y se dispone a cocer la leche que ordeñaron la noche anterior. La vaca Morucha está recién parida, ha tenido un buen ternero que cuidándolo cómo es debido, supondrá un alivio con su venta para la maltrecha economía familiar. Con el tazón migao de pan, desayunan y van organizando las faenas del día. Hoy hay que preparar el carro para ir al monte, la lumbre encendida todo el día va menguando el “jilbar” de leña.

Después del desayuno, hay que alimentar al ganado, las 5 vacas que tienen en el corral, echarle unos granos a las gallinas, las ovejas que aunque irán con el ganado todo el día, habrá que echarle unos puñaos de salvao antes de que salgan al campo. Hoy le toca al vecino sacarlas pero mañana ya tendrá que ir ella algún rato, el marido quería aprovechar para quitar unas goteras . Las últimas lluvias dejaron entrever algunos huecos por dónde se colaba el agua.

Antes de salir deja el pote con unos huesos y echa unas granas que había dejado en agua toda la noche, cuando vuelvan del monte si da tiempo le añadirá unas patatas y unas berzas.

Se asoma a la calle, parece que no hará mal día, tiene ropa que lavar y dará tiempo a secarla. No tardará en acomodarse el invierno y los ratos de sol ya serán más escasos.

Por la tarde cuando venga la rapaza pequeña del colegio le echará las vacas pa el prao de casales, los otros ya andan fuera estudiando y la mayor trabajando.

El porvenir en el campo es duro dice y tienen que hacer algo de provecho.

Al caer la tarde, después de recoger el ganado y atenderlo ya se disponen a cenar. Es el momento de comentar los pormenores del día y preparar los del siguiente. La familia mandó razón por el vecino, con estos aires las castañas ya andan cayendo, habrá que ir a apañarlas, no quedan cerca y tendrán que llevar la burra para traerlas.

Sólo queda una hogaza en la Maseira, habrá que amasar en dos días a más tardar. La ti Paula fue la última que amasó, le tiene que pedir el hurmiento.

El cansancio hace mella y ya hay ganas de ir a descansar. En la costura espera algún calcetín o algún pantalón que remendar todavía.

Ella nunca supo que había un día para homenajearla. Cuanta tontada!!!, hubiera dicho. Su homenaje era saber que lo que hacía todos los días, era para que su familia tuviera una vida mejor.

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