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Universitarios de hoy

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En estos lamentables tiempos que corren, donde el gamberrismo campa por sus respetos debido a que los progenitores se hinchan a ganar dinero en dobles y triples trabajos, consultas, y lo que se tercie, no para llegar a fin de mes, que estaría más o menos justificado, sino para comprar rolex, fincas, suvs, mantener “dos pisos”, etc., no tienen tiempo, ni ganas de cumplir con sus obligaciones paterno filiales; como los maestros, de enseñar, dada su escasísima preparación académica, ¡ay ¡ “la nota de corte”, la falta de vocación, etc., de las ultimas “hornadas”, de resulta de todo ello que salen a la “palestra” auténticos animales irracionales, insociables, irrespetuosos, vagos de solemnidad. Y es que ante de engendrar a “monstruitos” hay que plantearse si hay tiempo de estar con ellos, y no plantarlos delante del televisor, o alquilar a “canguros”; o, si mejor que dedicarse a desprestigiar al Magisterio, hacer módulos de FP, o a la ganadería, por ejemplo.

Y es que una sociedad que merezca tal nombre, con independencia del su PIB, se caracteriza, o debiera de caracterizarse, por las excelentes relaciones entre todos sus miembros con independencia de su sexo, patrimonio o “titulitis”, que ésta, para muchos solo la adquieren para alimentarse, no para servir mucho, bien y cada día más y mejor a los conciudadanos.

Y si de la “casta universitaria” nos referimos, especialmente al profesorado y alumnado, cada día nos dan muestra de su nula sensibilidad hacía la con ciudadanía, como ponen de manifiesto los medios de comunicación social y los pocos “decentes” que forman parte de ella.

“¡Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas, sois unas putas ninfómanas, os prometo que vais a follar todas en la capea ¡” han sido algunos de los “berridos” de algunos y numerosos residentes de un colegio mayor madrileño dirigidos a las colegialas de otro cercano, como han reflejado días pasado la prensa. Se siente vergüenza ajena, de estos “señoritos”, pues, seguro que son “hijos de papi y mami”, considerando el alto coste de la estancia en esos supuestos espacios de estudio y pupilaje.

Y los más sorprendente es que algunas de las colegialas aludidas manifiestan que “no nos ofenden. Es una tradición”, vamos que no les parece mal, hasta les hace “gracia” …Pero en qué país vivimos. Pero estas “mozas” están en sus “cabales”, si no se respetan a sí mismas, quienes creen que las van a respetar a ellas. ¡Ay ¡de algunas “tradiciones “de la “piel de toro”. Eso sí los directivos académicos se han “rasgado las vestiduras”, y poco más, pues están para “cobrar y fardar”; pues el ejercicio de la autoridad es de “fachas”, no es “guay”, no me “votarán”, etc…

Y a todo esto hay una recientísima legislación universitaria regulando la convivencia y “demás zarandajas”. Verbigracia: Ley 3/2022, de convivencia universitaria; Ley Orgánica 6/2001, de Universidades; Real Decreto 1791/2010, Estatuto del Estudiante Universitario; Ley 3/2003, de Universidades de Castilla y León; Estatutos de la USAL, aprobados por Acuerdo 38/2011 de la Junta de Castilla y León, “contribuir a la mejora de la calidad de vida en la comunidad”, art. 2.g), uno de sus fines;

Menos mal que se van a acometer estudios sobre la salud mental de los miembros de la “Academia”, que buena falta hace, como acaban de demostrar, una vez más.

Tiempos aquellos, según me constata mi “lalo”, donde la ejemplaridad profesional y ciudadana, el ejercicio riguroso y flexible de las obligaciones de todo tipo, que tiene todo ser humano, la entrega sin reservas al bien común, el respeto a las leyes, como las tributarias y de tráfico, en resumen, el “savoir faire”, el “fair play”, eran signo de distinción, de ejemplaridad, de los afortunados que habían podido cursar estudios en las otrora brillantes, prestigiosas universidades españolas; que muchos de sus estatutos fueron inspiradores de las centros superiores de estudios hispanoamericanos.

La esperanza es lo último que se pierde.

Eduviges Bragado Calleja (Pinilla de Toro)

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