La Opinión de Zamora

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Manuel Antón.

Pobres ovejitas…

El nerviosismo que se adivina en el presidente lo están empezando a sentir también los barones del PSOE

Ovejas

Cuando veo a las “ovejitas de La Moncloa” arremeter ferozmente contra Feijóo y los peperos con mando en plaza, en cumplimiento de la campaña de acoso y derribo inspirada por el presidente Sánchez al grito de “a por todas”, cuyo objetivo no es otro que intentar frenar el avance en las encuestas de intención de voto del otrora presidente gallego y, por extensión, de cuantos candidatos puedan presentar los populares a las elecciones que tendrán lugar en 2023, siento vergüenza ajena porque, en mi opinión, cuanto más se empeñen en abatir al enemigo utilizando el insulto y la descalificación, peor le irán las cosas al aún comandante en jefe socialista, pues a estas alturas de la legislatura se convence más con hechos que con deshechos.

Por muy exquisito que se quiera poner ahora don Pedro, está tan bajo su nivel de credibilidad y tan fundido su gobierno, que ni gastándose hasta el último céntimo de lo que mantiene a buen recaudo con idea de invertirlo en las campañas electorales que tiene a las puertas podrá cambiar la intención de voto de los ciudadanos de a pie que ya están hartos de sus mentiras, bravuconadas y engaños, y de verle siempre en compañía de “lo mejor de cada casa”.

Ni gastándose hasta el último céntimo de lo que mantiene a buen recaudo con idea de invertirlo en las campañas electorales que tiene a las puertas podrá cambiar Sánchez la intención de voto de los ciudadanos de a pie

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Y como el nerviosismo que se adivina en el presidente lo están empezando a sentir también los barones del PSOE, que ven peligrar su continuidad, más de uno ha dado ya rienda suelta a sus iniciativas para ver si desviándose de las consignas del jefe puede llegar a sobrevivir a las debacles que se avecinan.

De darse los resultados negativos que para el PSOE vaticinan todas las encuestas de cara a las próximas y sucesivas elecciones (salvo las que hace Tezanos, claro está) el pinocho de La Moncloa ya se puede ir buscando un rincón lo suficientemente apartado de su todavía domicilio, donde poder refugiarse en su retiro, pues ni sus más directos colaboradores querrán reconocerle cuando, llegado el momento, la “guardia pretoriana entrante” pregunte por él.

La emponzoñada palabra del presidente hoy vale menos que ayer y, de seguir las cosas como van, más de lo que valdrá mañana; por eso, Excmo. Sr., deje de intentar subyugar a quienes aún le tienen algún respeto y compórtese con mayor dignidad, pues cuando tenga que abandonar la poltrona, por imperativo electoral, nada de lo que pueda estar exigiendo hoy a sus lacayas y dóciles ovejitas le servirá para tapar sus vergüenzas el día de mañana.

¡Ah! Y vaya pensando también en que aquellos en quienes se apoyó para formar su “gobierno frankenstein”, cada día que pase le irán cobrando más por mantenerle en la poltrona. Y, no tenga duda, cuando la haya abandonado y le encuentren vagabundeando por “las cunetas”, seguro, serán más proclives a decirle: “si te vi, ni me acuerdo” que “puedes seguir contando con nosotros” porque en este mundo traidor, ya se sabe, “a rey muerto, rey puesto”.

Así es la vida, don Pedro, y usted bien lo sabe.

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