La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Laura Rivero

¿Quién dice que Numancia no está en Zamora?.

Cómo los ciudadanos pueden construir ciudad al margen de las trabas burocráticas

ZAMORA. BAR NUMANCIA ANA BURRIEZA

-Un descafeinado, una manzanilla, una fanta de naranja…

-Os habéis equivocado, el Inserso está un poco más abajo.

- Ja, ja, ja…

Sí, el Numancia está en Zamora, en la Plaza de Cristo Rey, denominación que es como la del brazo armado de la extrema derecha en los años finales del franquismo, cuando se construyó la iglesia del mismo nombre. Hoy es prácticamente solo una rotonda más que una plaza, igual que sucede con otras del centro como la Plaza de Alemania, que han sido colonizadas por el tráfico de automóviles.

Cuando yo estudiaba el Bachillerato Elemental, los profesores de Historia todavía defendían sin mucha convicción y tal vez por animar a sus alumnas –el María era entonces “el femenino”- que posiblemente la ciudad de Numancia había estado situada en Zamora, aunque Soria también reivindicaba su ubicación y parecía tener más razones para serlo. Un ejemplo de esa historia legendaria que nos contaban cuando España era una dictadura de pasado glorioso. Pero ¿quién no querría ser descendiente de aquellos legendarios ciudadanos celtíberos que prefirieron morir antes que rendirse, en defensa de su ciudad ante el asedio de los colonizadores romanos?

De la misma manera que Zamora pretendía ser la Numancia histórica, también la historia nos decía que otro héroe que había luchado contra el imperio de entonces era natural de esta provincia, y por ello hasta hay una casa con su nombre en Torrefrades, una estatua en la Plaza que lleva su nombre, una calle y un campus universitario que también se llama Viriato. Y un bar. De Numancia queda sobre todo la resistencia numantino-zamorana.

-¿Un café? (ya era de noche).

-La cafetera ya está apagada.

-Pues un vino.

-Sí hombre, voy a abrir una botella sólo para ti. Y luego ¿qué hago con ella?

-Ja, ja, ja…

El Numancia zamorano se fue construyendo en la rotonda de Cristo Rey a base de trabajo, tesón, cuidado, borde simpatía, participación, algunas o muchas cervezas y copas, buena música y resistencia numantina como su nombre

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Sí, el Numancia está en Zamora y no sólo se ha mantenido como un oasis de paz en medio del tráfico colonizador, sino que ha sido un símbolo histórico de resistencia similar a la del héroe zamorano que en otra plaza, la de su propio nombre, tampoco nació en una Zamora que entonces no existía, sino en Lusitania.

Hoy se sabe que la antigua ciudad de Numancia no ha estado nunca en Zamora, pese a lo dicho siglos más tarde por el rey astur Alfonso III el Magno, y pese el ladrillo en el que se recogía una inscripción con el nombre de “Onumancia”, que fue esgrimido como argumento para ser sede episcopal por un obispo.

Pero pese a los engaños de un rey y de un obispo, el Numancia zamorano se fue construyendo en la rotonda de Cristo Rey a base de trabajo, tesón, cuidado, borde simpatía, participación, algunas o muchas cervezas y copas, buena música y resistencia numantina como su nombre.

Porque parece que Zamora nunca fue la Numancia que resistió a los romanos, pero ha dado ejemplo de resistencia que tal vez esté ligada a una tierra que no habrá tenido grandes héroes como los mártires de Numancia o el guerrero Viriato, pero ha sabido resistir y sigue haciéndolo al olvido de gobernantes desde hace muchos años y a la galopante despoblación de los últimos.

-No puede ser un vino ¿verdad?

-Aquí está (llegando desde el bar de al lado donde ha ido a comprarlo)

-Ja, ja, ja…

Sí, el Numancia está en Zamora. Y de la misma manera que en el romancero se cita a la vieja ciudad de Zamora al lado del río como “un rincón se me olvidaba, Zamora tiene por nombre, Zamora la bien cercada”, en un rincón de la plaza de Cristo Rey un lugar no se olvidaba sino que se iba construyendo con la tenacidad y el trabajo, “golpe a golpe, verso a verso” por alguien que dedicó su vida a hacer felices a los demás. “Golpe a golpe” como en el poema de Machado, así iba el Numancia conquistando el baldío terreno a un lado de la rotonda. “Verso a verso”, así se construía el Numancia en el rincón olvidado: música y luces de colores rescatando el abandono.

- Una cerveza, pero no me la pongas en florero.

- La jarra para Míguel, y una botella de vino blanco para ti entera ¡A ver si ahora no te la vas a acabar…!

-Ja, ja, ja…

Sí, el Numancia está en Zamora. Porque la ciudad y la provincia han dado ejemplos de resistencia numantina, por parte de personas y de grupos que no se han rendido y siguen transformando y luchando por el futuro de su tierra.

De Viriato ya hemos dicho que nos hemos apropiado de su nombre en la ciudad y en la provincia, y su estatua nos recuerda la resistencia de los que aún viven en los pueblos a los que señala, y las luchas ciudadanas que consiguieron un campus universitario que lleva su nombre.

Miguel y su mujer y compañera transformaron la ciudad para rescatarla de la rutina, el aburrimiento y las preocupaciones diarias. El Numan donde varias generaciones han vivido ese oasis de alegría que Miguel y su familia construyeron con su trabajo

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De Numancia, además de habernos apropiado de la resistencia numantina, en Zamora lleva su nombre el Numancia. El Numan que ha sido ejemplo de cómo los ciudadanos pueden construir ciudad al margen de las trabas de los grandilocuentes planes de urbanismo, como hizo Miguel. El Numan desde donde Miguel rebosaba los muros para llenar la calle abandonada de árboles, de plantas, de luces de colores, de música al fresco, de bromas, birras y buen humor. El Numan que se llenaba del ruido de la entrañable familia motera, que era la otra gran pasión de Miguel, el del Numancia. El Numan desde el que Miguel y su mujer y compañera transformaron la ciudad para rescatarla de la rutina, el aburrimiento y las preocupaciones diarias. El Numan donde varias generaciones han vivido ese oasis de alegría que Miguel y su familia construyeron con su trabajo. El Numan que despidió a Miguel en sus puertas después de haberse ido de viaje un su Harley al cielo de las personas que han dedicado su vida a hacer felices a los demás. El Numan que se resiste a ser olvidado porque forma parte de la historia de Zamora hecha del tiempo dedicado a la amistad, el encuentro y los buenos momentos de la vida de la pequeña ciudad, que resiste como Numancia y como el Numan.

Y que como muestra de su existencia, mantiene un rincón preparado para la felicidad bajo un mural que representa a las fiestas atávicas de Zamora en la Plaza de Cristo Rey.

- ¿Dónde cae eso?

- Donde el Numan.

- ¡Ah! Pensaba que se llamaba plaza de Numancia.

O de Miguel el del Numancia, por quien hoy brindo con ese vino abierto a la amistad con el que nos reímos: ¡Salud! por la resistencia numantina a las penas.

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