La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Logo carta de los lectores

Desde mi refugio de Lanzahíta: reflexiones

cartas

El pasado día 12 de agosto, después de haber pasado unos días en Valdescorriel, nos hemos venido a Lanzahíta, “Corazón del Valle del Tiétar” y hemos podido comprobar los efectos del fuego en las estribaciones de la Sierra de Gredos, concretamente en el monte La Abantera, que pueden apreciarse desde el paseo Juan Calos Víllora Díaz.

En el pueblo se podían ver las pavesas procedentes del fuego; si en Zamora los daños causados por el fuego han sido innumerables, aquí también le ha afectado el incendio de Santa Cruz del Valle. Nuestra solidaridad y apoyo para todos los afectados.

Durante la permanencia en mi refugio de Lanzahíta, procuro aprovechar, para pasear, leer y escribir alguna columna, disfrutando, desde mi mesa de trabajo de una magnifica vista de los Montes de Toledo.

Hoy, quisiera referirme a la importancia de la escuela, tanto pública como privada y de la formación en general, y la trascendencia que tiene el apoyo presupuestario para fomentar el número de profesores en sus plantillas y aumentar la calidad de la enseñanza, toda vez, que la covid, presumo, ha hecho mucho daño en la enseñanza y especialmente en las clases sociales económicamente más débiles, que están en peores condiciones socioculturales y en sus casas lógicamente, han dispuesto de menos medios y herramientas compensatorias.

El progreso de una nación está basado en la preparación y formación de su profesorado y, en consecuencia, de los conocimientos transmitidos a sus alumnos.

En España hemos tenido unos años donde existía “fiebre de titulítis”, al partir de la base social de que el título daba cierto caché, permítaseme la expresión.

Recuerdo haber escuchado, en varias ocasiones, a una oficial de Registro de la Propiedad, que comentaba que “el título solamente presume ciencia”. Era una de esas personas que habiendo comenzado a trabajar en el Registro de la Propiedad a temprana edad, tuvo como maestros inicialmente, buenos oficiales, que le exigían aplicación y le explicaban cuantas dudas le iban surgiendo en el quehacer diario, era, sin ningún tipo de duda, unas de las personas que más sabía de herencias.

Me comentaba que sus oficiales, en algún rato libre que tenía, ponían en sus manos el Código Civil, como libro de lectura, prueba evidente de que el interés, el estudio y la práctica hace maestros en una determinada materia.

El Ministerio de Educación ha de fomentar la formación profesional, porque como bien sabemos, la sociedad demanda profesionales bien formados, en quienes se unan los conocimientos teóricos y prácticos, de ahí la necesidad de los convenios formativos de los centros de educación con la empresa, para que lo estudiado en las aulas se ponga en práctica en las empresas y, así conseguir auténticos profesionales que puedan prestar sus servicios recibiendo a cambio buenos salarios, que les permitan tener una vida digna.

La buena formación, a todos los niveles, cada vez es más necesaria para acceder a un puesto de trabajo, toda vez que, los dos grandes azotes del momento presente en el mundo laboral son la precariedad en la duración de la contratación y la inflación que supera ya los dos dígitos.

No quisiera terminar estas breves líneas en las que mis lectores comprenderán que lo cultural (formación profesional cualificada) y lo material es algo que está íntimamente unido.

La juventud actualmente dispone de centros de enseñanza para obtener una buena formación, por favor, no la despreciéis, porque actualmente, sin formación, es muy difícil, léase, imposible, conseguir un puesto de trabajo que les permita allegar unos ingresos que les permitan llevar una vida digna.

Hasta ahora, hemos oído decir, que cada generación vive mejor que la anterior, pero actualmente lo dudo, corríjanme si estoy equivocado, se lo agradezco de antemano. Para ello me baso en la dificultad para adquirir una vivienda, teniendo en cuenta la inestabilidad laboral y bajos salarios, lo que dificulta el acceso a los préstamos.

La cultura y la buena formación, junto con el esfuerzo y el sacrificio, son la base para salir de la pobreza y, no olviden que, como me habrán oído decir, en alguna otra ocasión, la pobreza se hereda y, en momentos como el presente más, donde la pobreza se está generalizando, y no solo debemos hablar de la pobreza energética, si no de la pobreza en general, cuando existe dificultad para hacer frente a los gastos, de teléfono, luz, agua, alimentación, etc... y no olvidemos que si gastamos más que ingresamos no podemos ahorrar y hacer frente a los imprevistos.

Espero que estas breves reflexiones, ayuden a los más jóvenes y a sus padres a animarles a que estudien y se formen bien, porque mañana tal vez, sea tarde y nos hayan ocupado el puesto al que aspiramos, pues, no podemos perder el tiempo.

No dejéis para mañana, lo que podáis hacer hoy.

El inicio del curso está a la vista, procuren aprovecharlo.

En los momentos actuales hay que procurar ser los mejores en el ejercicio de la actividad, profesión u oficio que hemos elegido y, quede claro que ello nada tiene que ver con la competitividad o poner la zancadilla al compañero, al contrario, un profesional bien formado debe estar siempre dispuesto a ayudar y a transmitir sus conocimientos a quien se los demande, amigos, compañeros y conocidos, pues, el quedárselos solo para él, eso es vulgar egoísmo.

Todos, en nuestra actividad hemos recibido formación de profesionales con gran experiencia, los llamados maestros, y ello siempre es de agradecer.

Nuestro refranero dice: Nadie nace enseñado.

La experiencia es la madre de todas las ciencias.

Pedro Bécares de Lera

Compartir el artículo

stats