La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Carmen Ferreras

El mismo discurso

La cosa es peor de lo que unos cuantos hemos venido pintando a lo largo del verano

Margarita Robles visita la Base Aérea de Torrejón Chema Moya

Emmanuel Macron y Margarita Robles han coincidido en dos de sus recientes discursos. Los dos han venido a apuntalar lo que servidora viene recordando insistentemente. Nos esperan tiempos difíciles. Desoir las advertencias de los que en realidad saben qué va a pasar en los próximo meses, como han hecho los sindicatos franceses, es negar lo que ya está ocurriendo a pequeña escala.

El presidente de Francia alertaba días pasados a los franceses que se avecinan meses difíciles ya que, según Macron, “la libertad tiene un coste”. Su Gobierno advirtió que podría haber aumentos considerables en los precios de la energía a medida que la guerra en Ucrania se recrudece. Eso es lo que está en la obligación de hacer todo buen presidente del gobierno: alertar a los ciudadanos, puesto que los gobiernos saben con antelación suficiente todo lo que puede afectarnos. Sin embargo, los sindicatos galos rechazaron su llamamiento a los sacrificios, argumentando que los trabajadores necesitan un salario más alto para hacer frente a la creciente inflación. Los sindicatos, como siempre, arrimando el hombro para protestar y tomar la calle, dependiendo del color del Gobierno.

En lo que a España respecta y mientras Pedro Sánchez agota el periodo vacacional, entre palacio y palacete y viajes al extranjero en su medio de transporte favorito que acabará utilizando hasta para ir a hacer pis, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dado la cara asegurando que las perspectivas de cara a los próximos meses son “muy pesimistas” y que el invierno será “durísimo”, por lo que hay que estar “preparados para lo que pueda ocurrir”. Quien avisa no es traidor. Las palabras de la ministra suenan a catástrofe económica.

A mí, que una ministra del Gobierno de España, y no una ministra cualquiera de esas que son inútiles para España y los españoles, salga a la palestra diciendo que “vamos a tener un invierno de mucho sufrimiento”, me da qué pensar. La cosa es peor de lo que unos cuantos hemos venido pintando a lo largo del verano. La palabra “sufrimiento” por supuesto social, dicha por un ministro nos tiene que poner a todos sobre aviso de lo que nos espera a la vuelta de septiembre.

Macron ha ido más lejos. En su primera reunión de gabinete desde las vacaciones de verano, el presidente francés aseveró que el mundo se enfrenta al fin de una fácil abundancia de bienes y recursos y “de una cierta despreocupación”. En un futuro próximo, nada será como lo hemos conocido y vivido hasta ahora. “El coste de la libertad” pasará, si alguien no lo remedia, por carencias esenciales y un sufrimiento que tenemos que aprender a sobrellevar.

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