La Opinión de Zamora

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Enseñar Matemáticas, Historia, etc...

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Se dice, se comenta, se rumorea; como diría el gran, y recordado, Chus Hermida, al decir de uno de mis tatos; que el ser humano es sociable por naturaleza, lo que implica su supuesta capacidad de buena voluntad, de desear comunicarse; lo que más de las veces es mucho suponer, aunque la esperanza nunca se debe de perder. Pues si así fuere, ello requiere empatía, es decir, ponerse en el lugar de los demás.

En la enseñanza, en cualesquiera de sus niveles, quizá, más que en ninguna otra modalidad de intercomunicación, de relaciones personales, se requiere por parte de los docentes la dotación de esas habilidades de saber transmitir conocimientos, por supuesto de conocimientos, de motivación profesional, etc., requisitos inexcusables para lograr el mayor grado de implicación posible en el alumnado por la motivación, la comprensión y la ayuda que precisan para alcanzar un estudio concienzudo, serio, amplio, fundamentado, inquisidor, penetrante, incentivador, etc., de forma y manera que el alumnado se conciencie de la necesidad de adquirir conocimientos para su desarrollo personal, emocional, profesional, etc., todo lo cual condicionará su vida presente y futura.

Todas las materias objeto de estudio requieren, entre otras, de las actividades y actitudes antedichas. Así, por ejemplo, las matemáticas exigen del enseñante una especial atención al alumnado que pudiera tener más dificultades por carecer de suficiente predisposición, mucha de las veces por que el profesor carecer de los conocimiento, o de no ponerlos en práctica, de la “lógica matemática” que tanto se enseña en las facultades de Pedagogía. O en Historia, cuando no se pone de manifiesto a los discentes, con la suficiente lucidez, el por qué sucedieron los hechos que se describen y cuáles fueron sus consecuencias, como han contribuido a configurar el mundo actual, qué enseñanzas de lo pretérito se pueden, y se deben, sacar para contribuir a un mundo mejor, etc.

Y es que también suscitar la participación en clase, presentando dudas, sugerencias, contraste de pareceres, etc., es una manera de estar interactivos todos los participantes en el aula, lo que supone más y mejor enseñanza, con lo que se logrará clases más atractivas, más interesantes, más motivadoras.

Los estudios de Pedagogía, la Institución Libre de Enseñanza, el Método Montessori, etc., son buenísimas referencias para alcanzar una excelente calidad de enseñanza y, subsiguientemente, una sociedad más ilustrada, más amable, más justa, más desarrollada en todos los aspectos, como son el social, el económico, el jurídico, etc.

Gravísima responsabilidad la de los docente, todos, para que con su vocación, sus conocimientos y su trabajo sin fisuras, se alcance una calidad en la ciudadanía que tanto necesitamos.

Marcelino de Zamora

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