La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Ángel Macias

El espejo de tinta

Ángel Macías

Asientos ignífugos

En momentos críticos se demuestra si se sirve para ser político

Incendio en la Sierra de la Culebra. Emilio Fraile

Aún humeantes los rescoldos del terrible incendio de junio en la Sierra de La Culebra ha llegado el siguiente de forma calcada. Las más de sesenta mil hectáreas que entre ambos se han llevado por delante hasta el momento quedarán como el negativo en blanco y sobre todo negro de la foto de la tragedia que asiste a la provincia de Zamora. Una cruda y dura reproducción de la quema que sufrimos en muchos otros campos, por olvido y abandono de las administraciones foráneas, por dejadez, desidia y falta de capacidad de nuestros representantes institucionales provinciales y por la traición de quienes, con la fuerza de nuestros votos, se erigen en representantes de la provincia en Madrid o en Valladolid tan solo para ejercer su acomodo y servir de correa de transmisión de las decisiones superiores de sus partidos o gobiernos y no al revés, para trasladar allí lo que Zamora siente, necesita, sufre y padece.

La impresión es que bomberos, brigadistas y vecinos se han estado jugando la vida sin que desde donde se tienen que tomar las decisiones, marcar las estrategias y darles el respaldo pleno, se supiera qué hacer salvo esconder la cabeza bajo el ala

decoration

Nadie tiene la culpa de que caiga un rayo y se provoque un incendio. Nada cabe hacer para que no coincidan las peores condiciones climatológicas posibles, vientos de más de 30 kilómetros por hora, temperatura superior a 30 grados y humedad relativa inferior al 30%. Pero todos tenemos derecho a que nuestros representantes políticos den la cara y a que en lugar de decirnos que un incendio es “inextinguible”, nos expliquen por qué un operativo, teóricamente preparado para atajar los incendios, se ha visto no solo completamente desbordado en dos ocasiones consecutivas sino que la impresión que ha dado es de que bomberos, brigadistas y vecinos se han estado jugando la vida sin que desde donde se tienen que tomar las decisiones, marcar las estrategias y darles el respaldo pleno en cada momento, se supiera qué hacer salvo esconder la cabeza bajo el ala y procurar, al revés de lo común, no salir en la foto para no ver perjudicada su imagen y que fueran cargos intermedios los que dieran las explicaciones.

No solo hablo del gobierno autonómico, que solo semanas antes rechazaba la imprescindible ampliación del operativo -que debería ser mucho más de prevención que de extinción- en nuestras zonas naturales más sensibles. Gobierno que en esta región forman PP y Vox, exactamente igual que en Extremadura -donde también ha habido un incendio muy similar en el desastre de gestión- es del PSOE. Porque no es cuestión de siglas, sino de competencia o incompetencia. De vocación y de capacidad. De visión para asumir que el monte es de la gente que habita en él y en el desarrolla su actividad y no de unos cuantos funcionarios o ecologistas de ciudad.

Es cuestión de asumir que en los momentos críticos es cuando se demuestra que, como para cualquier actividad en la vida, no todo el mundo sirve para ser (buen) político y gestionar adecuadamente las cosas de todos. Se salva el gobierno autonómico en este caso del furibundo ataque socialista por la coincidencia con Extremadura y también porque la nueva ley de coordinación para la prevención de incendios lleva casi dos años esperando a ser tramitada en el Congreso, paralizada por el Gobierno de Sánchez. Pero la Sierra de la Culebra no se ha salvado, Zamora no se salva, los miembros de los operativos han sido maltratados y aquí unos y otros parece que solo se preocupan de que su culo no se despegue del asiento que usted y yo les pagamos.

www.elespejodetinta.com

Compartir el artículo

stats