La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Carmen Ferreras

Trabajar de balde

Algunos prefieren vivir de cualquier tipo de subsidio que de su trabajo

opinion LOZ

A nadie le gusta trabajar de balde. Salvo los voluntarios y gentes solidarias, que siempre las hay en ONG y lo que no son este tipo de organizaciones, el resto de los mortales trabaja para ganarse el sustento con el sudor de su frente. Aunque en el país de la picaresca, algunos prefieren utilizar el sudor de la frente del prójimo. Prefieren vivir de cualquier tipo de subsidio que de su trabajo. Me preocupa tanto la larga lista de vagos y vagas que empieza a acumular España, como el hecho de que los españoles trabajen “gratis” más de seis meses para el Estado.

La Fundación Civismo ha realizado un interesante estudio según el cual, si desde el 1 de enero todo el salario se reservara para pagar impuestos, se tardarían 193 días en ahorrar lo suficiente para cumplir con las exigencias de la Agencia Tributaria. Puestos así, el pasado 13 de julio empezamos a ingresar dinero para nosotros mismos, en lo que esta Fundación ha llamado “Día de la Liberación Fiscal”. No todas las comunidades autónomas coinciden ese día. La ‘liberación’ va del 13 al 21 de julio. En Castilla y León la alcanzamos el pasado día 11, junto a Madrid, La Rioja y Andalucía.

De estas cosas no entiendo mucho y además, me cabrean. Sólo entiendo que durante 193 días trabajamos literalmente de balde. Papá Estado que tanto da, también quita. Lo lamentable es que siempre le quita a los mismos, a los que trabajan de verdad, mientras que ciertos colectivos, en su permanente ‘dolce far niente’, se benefician de la generosidad impuesta de sus conciudadanos trabajadores. El Estado no les da nada. Apoquinamos entre todos. Dicen que ‘a escote’ no hay nada caro y el Estado emplea esta vieja fórmula para hacernos creer lo que no es verdad.

No quiero cabrearle pero quiero que sepa que la proporción de rendimientos que el trabajador destina a financiar el Estado se ha disparado desde 2018. Cuanto mayor es la cuña fiscal, también lo es la cantidad de recursos que el contribuyente abonará al sector público, lo que le deja con “una menor renta disponible”. Si lo que nos quitan se empleara en Educación, en Sanidad, en Infraestructuras, bien va la cosa. Lo malo es que la mayoría de españoles tenemos la sensación de que nuestro dinero no contribuye a las mejoras, sino que se va en asesores gubernamentales, cargos ministeriales, organizaciones que vaya usted a saber, viajes, prebendas y esas cuestiones inherentes a la condición política.

Es un “despilfarro” prevenir los fuegos estivales, pero no lo es tener una consejería plagada de gente que ni fu ni fa. Sepa que un contribuyente español destinará un mayor porcentaje de su renta a financiar al Estado español de lo que lo hace en promedio cualquier país de la OCDE. Llevan ocho años en descenso frente a la tendencia alcista del caso español.

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