La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

Zamoreando

Carmen Ferreras

Javier Gómez de Liaño

Han debido pasar 25 años para hacer justicia a un juez

EN PRIMERA FILA LOS ABOGADOS MARIA DOLORES MARQUEZ DE PRADO Y JAVIER GOMEZ DE LIAÑO EMILIO FRAILE

Hacer esperar a la Justicia es una injusticia. Han debido pasar 25 años para hacer justicia a un hombre, a un juez absolutamente probo al que la izquierda socialista, con la inestimable ayuda de Prisa, puso a los pies de los caballos, pateando su honestidad, pateando su honorabilidad, pateando su decencia y rectitud. En definitiva, quisieron acabar con él, sin conseguirlo. Veinticinco años en los que no le ha faltado el apoyo, el afecto, el respeto y la confianza de infinidad de personas entre las que me encuentro.

Paseando, en compañía de dos jerarcas socialistas, delante de la fachada del Palacio de los Momos que inspiró la primera novela de Javier Gómez de Liaño, recordé con orgullo el éxito obtenido por Javier con su novela lo que provocó que el jerarca zamorano advirtiese al foráneo que tuviera cuidado con sus comentarios porque servidora “es amiga de ese personaje poco recomendable” al que trató poco menos que de delincuente. No lo voy a olvidar mientras viva.

No se limitaron a destruirlo. Lo echaron de la carrera judicial. Multa de un millón de pesetas y 15 años de inhabilitación. Y Javier y María Dolores, su esposa, a la sazón brillante fiscal del Tribunal Supremo, tuvieron que sufrir un calvario

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Hoy, al cabo de 25 años sin perder la esperanza en la Justicia, la Audiencia aprecia indicios de que el PSOE y Prisa, usaron a su íntimo amigo el corrupto Villarejo para neutralizar a un juez. La Sala de lo Penal concede la condición de perjudicado en el caso Villarejo a Javier Gómez de Liaño, tras concluir que existen documentos y testimonios que lo sitúan como posible víctima de una operación secreta para apartarlo del caso Sogecable que se convirtió en la historia de una infamia perpetrada contra quien iba a instruir, que no juzgar, puesto que era el juez instructor, el escándalo. No le dejaron. Fueron a por él a saco. El juez no era otro que Javier Gómez de Liaño.

No se limitaron a destruirlo. Lo echaron de la carrera judicial. Multa de un millón de pesetas y 15 años de inhabilitación. Y Javier y María Dolores, su esposa, a la sazón brillante fiscal del Tribunal Supremo, tuvieron que sufrir un calvario. Había que abatir a un juez capaz de hacer su trabajo sin corromperse y lo hicieron a conciencia, neutralizándolo. Sogecable, propiedad de Prisa, se quedó impunemente con 138 millones de euros de fianzas depositadas por clientes de Canal Plus. No hay mal que cien años dure. Por fin se hace justicia. Los Bacigalupo y compañía al descubierto. Indeseables que nunca, ni profesional ni humanamente, le llegaron a Gómez de Liaño ni a la altura del betún de sus zapatos.

Mi querido y admirado Javier, ¡enhorabuena!, la Justicia es ciega y lenta. “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, sentenciaba Séneca. Por fin se te ha hecho justicia.

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