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El distópico auspicio del señor Garamendi

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“Cuidado con esos anuncios, y cuidado con ordeñar con exceso a la vaca” (Antonio Garamendi, presidente de la gran patronal CEOE)

Así ha respondido el gran patrono ante el anuncio de que, probablemente, el Ejecutivo incremente en un 10% el impuesto de sociedades de las empresas eléctricas. Va a resultar que estas empresas acabarán en la ruina con tan excesivo gravamen. Más, como se dice lo que es medible no es opinable. Echemos, pues, un vistazo a los beneficios obtenidos de las empresas eléctricas españolas, en estos últimos años de crisis económica y social.

Las empresas eléctricas Repsol, Iberdrola y Naturgy cerraron el ejercicio de 2021 con un beneficio conjunto de 11.050 millones de euros, que representaron un ¡226% más”! que en 2020. Entre tales empresas, la que mayor beneficios obtuvo fue Iberdrola, con 3.885 millones de euros. Incidió en tan altos beneficios el hecho de haber vaciado el pantano de Ricobayo (Zamora) en el verano pasado, sin necesidad de hacerlo, para impedir generar más volumen de energía más barata. Rige la ley del mercado: a menor oferta que la demanda, subida de precios. A mayor subida de precios, mayores beneficios. Se trata de ganar más y más, como aquella canción del argentino Alberto Castillo en los años cincuenta, “Todos queremos más”.

Yo quiero recordarle a este lenguaraz empresario que la electricidad es bien de primera necesidad, por lo tanto ha de prevalecer el interés general sobre el privado. “La electricidad es bien esencial para el derecho a una vida digna constitucionalmente reconocido. El establecimiento del suministro regular, en condiciones de calidad y a un precio asequible, así como el bono social, forman parte de este servicio esencial” (El Defensor del Pueblo).

Fue más allá el Sr. Garamendi al señalar que seguirán gravando más a toda empresa. Lo hizo comparando al actual ejecutivo con los nazis, al recordar un poema del pastor luterano y anti nazi Martin Niemöller, 1892-1984, que alertaba del peligro de ser indiferentes ante los abusos de los nazis. La comparación es deplorable. Hitler apoyó a las grandes corporaciones, ofreciéndoles mano de obra esclavista. Tranquilícese la CEOE. La parte alícuota socialista en Moncloa lo fiará a largo plazo. Una puerta giratoria futura, tras un cese, es tentadora. Países europeos ya gravan más a las eléctricas, países con gobiernos conservadores. Un ejemplo es el Reino Unido. Incrementa el impuesto ya del 40% al 65%, durante 3 años, a menos que en ese período los precios de la electricidad vuelvan a ser precios históricamente normales.

Yo no quiero que las vacas eléctricas sean ordeñadas en exceso, sino que se comprometan a una fiscalidad justa, suficiente, progresiva y redistributiva. Pueden y deben hacerlo, cuando ofrecen una electricidad de baja calidad al abusivo precio actual. Tal que así es la cuestión, y no ese auspicio distópico que usted, Sr. Garamedi, alimenta con un poema fuera de contexto.

Aberlardo Lorenzo

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