La Opinión de Zamora

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Editorial azul

Cooperativismo: Un referente excepcional para el futuro de Zamora

ZAMORA. CAMIONEROS EN COBADU JOSE LUIS FERNANDEZ

En medio de la vorágine de desastres desde las consecuencias del incendio de la Sierra de la Culebra a una inflación galopante, espoleada por un escenario de guerra que acaba de dar origen a un nuevo giro en la geopolítica occidental, puede que esta semana hayan pasado desapercibidas dos noticias que ponen el contrapunto a este sombrío panorama.

Dos de las más importantes cooperativas zamoranas presentaban en estos días sus respectivos balances con unos resultados de récord. Cobadu, que este año cumple cuatro décadas desde su inicio, presentó a sus socios un balance excepcional, y más en los tiempos que corren para la industria agroalimentaria: una facturación de 398 millones de euros y 1,43 millones de beneficios, ratifica su posición como la primera empresa de Zamora, la primera cooperativa de Castilla y León y la segunda cooperativa más importante de primer grado de toda España. La zamorana se encuentra entre las diez primeras empresas de toda la región y da empleo a 300 personas en sus centros que se extienden a otras provincias de diferentes comunidades autónomas y a territorio portugués. Cerca de 10.800 agricultores y ganaderos son socios de Cobadu, lo que la convierte en el mayor colectivo en forma asociada de España.

La firma es, además, un ejemplo claro de resiliencia, puesto que es capaz de presentar cifras espectaculares después del incendio que afectó a varias de sus naves en octubre de 2020 y tener en marcha ambiciosos planes de expansión.

La importancia estratégica de Cobadu trasciende el impacto económico y de empleo en el ámbito provincial. Es también reseñable en el contexto de escasez de materias primas debido a la guerra de Ucrania. Una buena gestión se traduce, por tanto, más allá del ámbito contable: permite mantener el suministro a los ganaderos de trigo, cebada y maíz y es pieza indispensable en la recuperación de los ganaderos afectados por el incendio en la Culebra.

Esa solidaridad espontánea por la que una parte de los zamoranos ayuda a la otra parte a través de aportaciones de todo tipo tiene que ser el germen de un nuevo futuro sembrado por los jóvenes que aún tienen el arrojo de quedarse aquí

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También estos días ha dado a conocer sus cuentas Asovino, con casi 28 millones de facturación, lo que supone un aumento del 14,2% con respecto al ejercicio anterior. Igualmente, Asovino ha realizado inversiones para ampliar sus instalaciones y capacidad de producción. Cuenta ya con 342 socios, la mayoría de Zamora.

El cooperativismo moderno, basado en una gestión eficiente y rápida, ofrece grandes posibilidades para convertirse en la locomotora más segura y constante de la agroalimentación, una pieza básica para el sostén de la sociedad. Zamora cuenta con buenos exponentes de lo que debería ser una fórmula habitual en el funcionamiento de las empresas de la provincia.

Así lo viene defendiendo Urcacyl, la Unión Regional de cooperativas de Castilla y León que, cada año, se implica en la organización de jornadas destinadas a la formación e implicación de los más jóvenes. Son este tipo de empresas las que más claro tienen el nuevo horizonte que aguarda al campo a través del Plan estratégico del cooperativismo. Entre los retos recogidos, destaca el difícil pero imprescindible rejuvenecimiento de las cooperativas y de las personas integrantes en sus Consejos Rectores. Jóvenes que deben contar con una amplia formación en terreno empresarial y económico, porque las cooperativas son la esencia de la inversión asociada al componente social.

El cooperativismo ha tenido que luchar, y lucha aún, contra reticencias que solo pueden explicarse como derivadas de una mentalidad minifundista incompatible con la prosperidad del mundo rural. Las cooperativas son empresas centradas en las personas, que pertenecen a sus miembros, quienes las controlan y dirigen para dar respuesta a las necesidades y ambiciones de carácter económico, social y cultural comunes. Por ello, unen a las personas de manera democrática e igualitaria.

Esa cohesión solo puede acabar dando buenos frutos. Lo avala así la experiencia de 40 años de Cobadu, que comenzó con un puñado de socios que tenían en común poner en marcha el más de los ambiciosos sueños, dejando atrás las mentalidades cortoplacistas que tanto daño siguen haciendo en provincias como la zamorana. Y apuntalan esa validez como instrumento de desarrollo el cada vez más pujante sector del ovino o los nacidos al amparo de la producción vinícola.

El secreto en todas ellas es la capacidad de adaptarse tanto a las necesidades de los socios como a la coyuntura socieconómica del momento. Y en un escenario como el que se dibuja, con apuros para todos los sectores, pero también para el agroalimentario, la estructura de la cooperativa puede ser decisiva. La unidad y la solvencia son fundamentales para sortear los elevados gastos de producción que se han encarecido en un 33% debido a la subida de la alimentación y la energía, y a las transformaciones que obliga el patrón de sostenibilidad asumido por las grandes agroalimentarias de la provincia. Será también una pieza indispensable del difícil engranaje en relación al funcionamiento y regulación de los mercados agrarios, cuando muchas explotaciones siguen vendiendo a pérdidas mientras el consumidor paga precios desorbitados por esos productos que apenas dejan margen en el campo. La ambición para llevar adelante, hasta el último eslabón comercial, los productos agrícolas y ganaderos puede encontrar la pasarela ideal en el concepto y funcionamiento de este tipo de asociación empresarial de enorme valor.

Las cooperativas son y deben ser el referente para la vertebración económica de la Zamora rural, sobre todo en zonas donde vuelve a tocar partir de cero, como los pueblos afectados por el incendio. Esa solidaridad espontánea por la que una parte de los zamoranos ayuda a la otra parte a través de aportaciones de todo tipo tiene que ser el germen de un nuevo futuro sembrado por los jóvenes que aún tienen el arrojo de quedarse aquí y apostar por el sector primario.

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