La Opinión de Zamora

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La Culebra no volverá a arder

La provincia está enferma de abandono institucional y despoblación, pero Zamora ni se rinde ni está en venta

INCENDIO FORESTAL SIERRA DE LA CULEBRA. COLMENAS. EMILIO FRAILE

Cuentan las lenguas antiguas que la primera guerra judeo-romana tuvo lugar entre los años 66 y 73 d.C., y del resultado final, como no podía ser de otra forma, se derivó la conquista de la Judea por parte de Roma y la esclavitud para toda su población.

El mayor imperio que ha conocido la historia de la humanidad saqueó y destruyó el templo de Jerusalén, del que solo quedó en pie el Kotel o Muro de las Lamentaciones. Y para mayor humillación del pueblo hebreo, acuñó monedas con la leyenda Ivdaea Capta. Del latín, Judea. En el año 72 tuvo lugar la aniquilación de la fortaleza de Masada. A medida que se iba perdiendo la guerra, algunos rebeldes judíos buscaron amparo en aquel refugio construido en lo alto de un macizo y en mitad del desierto.

Roma erigió entonces ocho campamentos de legionarios, que impedían que nada ni nadie entrara o saliera, y acometió el asedio final. Con lo que no contaba el Imperio era que, ante el inevitable desenlace fatal, los rebeldes prefirieron el suicidio colectivo antes que la esclavitud.

Aquel orgullo arrogante exhibido por los mártires de Masada ha permanecido inalterable en el ideario colectivo hebreo. Así, toda vez que las Fuerzas de Defensa de Israel, prometen servir y proteger la tierra prometida y al pueblo elegido, lo hacen con el juramento: Masada no volverá a caer.

No todos los zamoranos tienen la fortuna de nacer en Zamora. Algunos lo hacemos allá donde la cigüeña hace un descanso para tomar un café en mitad de ese triste camino que es la emigración forzosa. Pero todos los zamoranos tenemos, entre muchas otras, sangre romana y sefardita corriendo por nuestras mestizas venas. De aquí el juramento, en firme, de que la sierra de la Culebra no volverá a arder.

Zamora ayuda a Zamora, solo así recuperaremos el paraíso perdido. Nos sobra el coraje para levantar de nuevo las colmenas, los cortinos, cercados, apriscos y las naves ganaderas, las casas y los huertos

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Zamora ayuda a Zamora, solo así recuperaremos el paraíso perdido. Nos sobra el coraje para levantar de nuevo las colmenas, los cortinos, cercados, apriscos y las naves ganaderas, las casas y los huertos. Ya no confiamos en los intereses egoístas de Valladolid, Madrid o Bruselas. Tampoco en los de esos alcaldes, más empeñados en seguir la consigna de su partido, que en defender a los vecinos a quienes juraron lealtad.

Contamos con el pueblo español. El mismo que, ante cualquier desgracia de sus hermanos, se carga con el sufrimiento ajeno y luce bordada la palabra solidaridad en el gualda de la bandera. Al pueblo, y no a los dirigentes, nos encomendamos. Ahora más que nunca, necesitamos que agarréis fuerte nuestra mano y que no nos dejéis caer.

Necesitamos que marquéis la casilla de Zamora en vuestros planes de futuro. Contad con nosotros para las vacaciones, puentes, días festivos o fines de semana. Así como para la inauguración de jornadas, congresos o cualquier celebración de índole festivo o familiar.

Necesitamos que llenéis nuestros alojamientos rurales; que vengáis a avistar lobos; que esperéis con paciencia a que los rebaños de ovejas crucen por nuestras carreteras; y que llenéis vuestras despensas con queso, miel, aceite, ajo, la inmensa variedad de la huerta zamorana y el mejor cordero del mundo.

Necesitamos que llenéis nuestros alojamientos rurales; que vengáis a avistar lobos; que esperéis con paciencia a que los rebaños de ovejas crucen por nuestras carreteras; y que llenéis vuestras despensas con los mejores productos del mundo

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Compartiremos juntos el inmejorable vino de Toro y ese exquisito queso de oveja, mientras nos desgañitamos cantando por Ana Belén, Zamora camisa blanca de mi esperanza, aquí me tienes, nadie me manda, quererte tanto, me cuesta nada.

De sobra sabemos que nuestros mandamases no van a entonar el Mea Culpa. No van a asumir responsabilidades. Nadie va a dimitir por no haber sabido hacer el trabajo por el que se les paga demasiado bien. Se han limitado a excusarse imitando a los Pata Negra, en su homenaje a las Bodas de Sangre de Lorca: Qué yo no tengo la culpa, qué la culpa es de la Naturaleza.

No dudarán en vendernos a los especuladores a un precio de saldo.

Suárez-Quiñones está políticamente muerto. No es más que otro caminante en The Walking Dead. Es el protagonista indiscutible de la próxima película de Tim Burton, El Consejero Cadáver

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Suárez-Quiñones está políticamente muerto. A pesar del padrino que aún le avala, el apellido con guión y de esa chaqueta roja tan chula con la que se exhibió en la zona cero del desastre, muy a lo Vigilantes de la Sierra. No es más que otro caminante en The Walking Dead. Es el protagonista indiscutible de la próxima película de Tim Burton, El Consejero Cadáver.

Su nefasta gestión no sorprende. Desde su nombramiento al frente de Medio Ambiente, se ha venido destacando en el incumplimiento sistemático de la rigurosa legislación regional en materia de defensa de la naturaleza. Ha autorizado la instalación de aerogeneradores, macrogranjas y placas solares en cualquier entorno de la provincia, protegido o no. Mantenerlo en su puesto, es un crimen de leso zamoranismo.

Eso sí, le auguro un futuro prometedor, a lo Charlton Heston patrio. Como fiel vasallo de la ANP, la todopoderosa Asociación Nacional del Puerco, que es, ha llenado Zamora entera de cerdos macrogranjeros. Ya tan sólo le falta ensayar el gesto de blandir en alto un jamón al tiempo que ruge aquello de “sólo conseguirán arrebatármelo de mis frías manos muertas”. Y otro futuro, esta vez un poco más incómodo. Porque allá donde recale, cada vez que se encuentre en su camino con un zamorano de nacimiento o con un zamorano de corazón, ambos le lanzarán a la cara el mismo juramento: La Culebra no volverá a arder.

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