La Opinión de Zamora

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Felix Rodriguez

Monumental misa flamenca sin misa

Me explico. Monumental porque los dos artistas han sido de lo mejorcito en estas particulares cuestiones de lo sacro. Sin misa porque no la hubo. D. Volusiano pronunció unas palabras de inicio, en el medio y al final, dándole todo el protagonismo a Rafael Ordóñez y Niño Seve, y como he dicho, estos exhibieron una actuación para los anales, no sólo en estos ámbitos litúrgicos, también del flamenco en general. Iré por partes.

Monumental misa flamenca sin misa Félix Rodríguez Lozano

Abren con un cante libre en forma de plegaria a nuestra querida Virgen de la Soledad, Rafael de cara hacia ella, y ya con los primeros tercios, la carne de gallina en la concurrencia. Hay que decir que como siempre la iglesia estaba a rebosar desde mucho tiempo antes de dar comienzo el acto, personas de pie o apretujadas en los bancos, sentadas en los reclinatorios y muchos fuera del templo. Nadie salió defraudado.

Continúan por malagueña de La Trini en versión de Bernardo el de Los Lobitos, para el kirie.

El Gloria por romance con tres coplas. El santo por caña con sus correspondientes tres cuerpos.

De nuevo palabras del sacerdote para hacer dos soberbias tonás, la primera de las nombradas como martinete, abordan el padre nuestro.

Siendo como fue toda la actuación memorable, puede que en Cordero de Dios por seguiriyas se llegara a la cima. También tres, la primera de Manuel Torre, la segunda de Paco La Luz y la expansiva y espectacular de Manuel Molina, con Rafael y Seve dándolo todo.

La Comunión, aunque lógicamente no la hubo, la acometieron, también con tres coplas, por colombiana.

Habló de nuevo D. Volusiano para cerrar, empoderar a los artistas y a la Peña Flamenca por el éxito obtenido, además de para pedirle un último esfuerzo de despedida: de nuevo la plegaria a La Soledad, pero esta vez la interpretaron por vidalita y no por milonga como se dijo por error. “Eres lirio y azucena/ y eres rosa Soledad/ no llores toda tu pena/ que Zamora contigo está”.

Puede que se diera el aplauso más prolongado en todas las misas flamencas organizadas por “Amigos del Cante”, y van más de treinta, con todo el público puesto de pie y muchos segundos de palmadas. Después, las felicitaciones de rigor y la petición de los asistentes para que La Peña siga estando donde está y manteniendo esta apreciada tradición.

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