La Opinión de Zamora

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Carta de agradecimiento al hematólogo Jesús Martín Sánchez

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Con la situación de los últimos años, se le han mostrado merecidos agradecimientos al personal médico y asistencial, es un orgullo saber que contamos con profesionales extraordinarios, vaya para todos ellos, mi respeto. Pero hoy mi agradecimiento es para uno de ellos en particular, Jesús Martín Sánchez, doctor adjunto en el Servicio de Hematología del Hospital Virgen de la Concha, de Zamora y a él me dirijo:

El 10 de marzo viví el peor día de mi vida en Urgencias de dicho hospital. Llegué allí con mi hijo Francisco José Fuentes Crespo, supongo que lo recuerda, acababa de perder el conocimiento al salir de la ducha y darse un gran golpe en un ojo. Después de la larga espera, el mal humor, la preocupación al ver que mi hijo empezaba a desangrarse (aunque en ese momento yo no era consciente de la gravedad extrema), tuvimos la suerte de que usted fuera la persona que lo atendiera. Después de informar a mi hijo, le tocó darme a mí las malas noticias, tenía una enfermedad rara llamada Púrpura Trombocitopénica Trombótica, una enfermedad mortal, pues el 90% de pacientes mueren de no recibir el tratamiento adecuado. Me dijo que mi hijo estaba muy muy grave, que usted no podía hacer más, ya había pedido que se preparara una UVI Móvil urgente para ir a Salamanca, había llamado para poner a sus compañeros al corriente, darles su grupo sanguíneo para que descongelaran plasma, por si llegaba, poderlo atender rápidamente. Lo último que nos dijo fue: “lo único bueno, es que va al mejor Equipo Hematológico de España”. Estoy de acuerdo con usted, es el mejor, pero si mi hijo hubiera llegado a Salamanca sin un diagnóstico, y usted lo sabe, no hubieran podido hacer nada, no hubieran tenido tiempo, por lo que mi hijo le debe la vida a usted, y yo también. Usted descubrió la enfermedad, supo lo que mi hijo necesitaba y tomó la decisión correcta. Desde lo más hondo de mi corazón, mi agradecimiento eterno por su rápida forma de actuar y sus conocimientos tan acertados.

No olvido a los cientos de donantes, sin su generosidad tampoco hubiera sido posible, mil gracias por dar vida.

Tampoco olvido al Equipo de Hematología de Salamanca, que como bien dice, es el mejor, y usted está a su altura.

Amparo Crespo Nieto

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