La Opinión de Zamora

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Laura Rivero

Este verano en el pueblo estrenamos exclusión financiera

El pueblo de tus abuelos o bisabuelos ya no es rentable para los bancos privados

MUJER MAYOR SUJETA EL MONEDERO MIENTRAS SACA DINERO DE UN CAJERO AUTOMATICO Ferran Nadeu

Si vienes a pasar el verano a un pueblo de Zamora, como has venido desde que eras pequeño al pueblo de tus abuelos, o ya de tus bisabuelos, donde aún mantienes una casa de estirpe rural en pie, este año tienes que venir preparado para afrontar una nueva forma de exclusión social que se une a la pertinaz escasez de servicios, la llamada exclusión financiera.

Ya sé que ni te asustan las grandes palabras para definir la pérdida de servicios, ni te van a hacer desistir de pasar el verano en el pueblo donde tus abuelos resistieron para transmitirte el amor por su pueblo y su tierra, que por eso ahora son tuyos.

Solo te lo advierto para que vengas con dinero contante y sonante en el bolsillo para gastar en la tienda o en el bar si aún siguen abiertos, o para comprar el pan que trae el panadero en la furgoneta o cualquier cosa de comer en la camioneta ambulante. Porque si se te acaba, ya no es como en años anteriores que podías ir hasta el centro de la comarca dando un paseo a la fresca, en bici, en el coche propio o hasta en taxi unos pocos kilómetros para sacar dinero. Resulta que los bancos han ido cerrando sucursales y cajeros automáticos hasta en los pueblos medianos, y si te quedas sin fondos tienes que desplazarte más lejos para sacarlo.

Resulta que los bancos han ido cerrando sucursales y cajeros automáticos hasta en los pueblos medianos, y si te quedas sin fondos tienes que desplazarte más lejos para sacarlo

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No, tampoco viene ya una vez a la semana o cada quince días el empleado, trajeado pero explotado, que traía y llevaba la pensión en un viaje de ida y vuelta desde la caja del banco hasta el bolsillo de los pensionistas durante todo el año. Como todo te lo ingresan en el banco a la fuerza: el sueldo si trabajas, el paro si estás en desempleo, la paga esa que le cambian el nombre que te dan cuando andas muy mal de trabajo, o la “vejez” o sea la pensión, el que puedas disponer de dinero no es su problema. Es el tuyo.

¿Qué has oído que llevan el cajero automático en el bibliobús que sí que pasa por tu pueblo, y así de paso con las pelas te sacas también un libro? Sí, en algunos sitios, pero aquí ni en el bibliobús, ni en los bajos de ningún ayuntamiento se ha instalado el cajero automático ¡Y eso que la diputación tiene ciento cincuenta mil euros presupuestados para hacerlo! Pero claro, lo de menos es el aparato del cajero –pienso yo– sino el dinero que hay que poner dentro. Que ese depende del que lo tiene aunque sea nuestro: de los bancos, que están cerrando oficinas hasta en la capital ¡A ver si se anima Caja Rural!

Tampoco vas a poder echar manos del transporte público para desplazarte porque se han reducido las paradas de la red estatal en los pueblos si el tuyo quedaba en ruta, y no existe una red comarcal, salvo la del transporte escolar para los niños que ahora dicen que hay que compatibilizar para los mayores. Pero que en verano, como son vacaciones, no hay.

El caso es que cuando empezaron los bancos a guardar nuestro dinero, todo parecían ventajas. Estaba más protegido del riesgo de robo que escondidos los ahorros bajo el ladrillo o el dinero del mes entre la ropa de cama ¡Hasta te pagaban un pequeño interés por disponer de tu dinero, y si cobrabas por el banco la pensión o el sueldo te regalaban un juego de sartenes o una agenda! Y sobre todo, había un servicio en el pueblo para sacarlo cuando lo necesitabas.

Y las ventajas continúan ahora con la banca electrónica para hacer gestiones y comprar y vender por internet, pero como en el pueblo no hay conexión, lo que son ventajas para algunos suponen una nueva exclusión para el pueblo de tus abuelos.

A Zamora se puede llegar en AVE desde Madrid en poco más de una hora, pero en tu pueblo ya no para el tren de cercanías o han levantado la vía, ni tampoco llega el autobús de línea

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Ese pueblo donde cada avance abre una brecha de desigualdad mayor. Un ejemplo: a Zamora se puede llegar en AVE desde Madrid en poco más de una hora, pero en tu pueblo ya no para el tren de cercanías o han levantado la vía, ni tampoco llega el autobús de línea. Otro más sangrante: los avances sanitarios en la sociedad son una evidencia, pero en tu pueblo no se abre el consultorio médico.

Y así pasa con todo: un nuevo avance… Otro olvido.

Claro que tú vienes a disfrutar del pueblo: A arreglar la casa para que resista hasta la matanza o todo el largo invierno. A sentarte a la fresca bajo el cielo estrellado. Si vienes bastante tiempo, a poner algo de huerta porque campo es lo que sobra ¡si hasta ponen huertos solares en las mejores tierras! Si hay bar, a echar una partida. A preparar algo para las fiestas a ver si es mejor que la del pueblo de al lado je, je, sin pasarse. Y a darte un chapuzón si nos deja Iberdrola en el embalse, y si no donde se pueda. Y a ver si este año hay agua para beber, sin andar haciendo cola en el camión-cisterna que trae la Diputación.

Porque unos meses de verano aquí, que esto es la gloria bendita, se pasan sólo con respirar el aire puro –si tenemos la suerte de que aún no han puesto una macrogranja- y viendo disfrutar a los niños como lo hacíamos nosotros cuando veníamos a la casa de los abuelos.

Sí, también están los abuelos reviviendo recuerdos, aunque no sabemos si podrán quedarse en el invierno porque siguen esperando la ayuda a domicilio. Que cada vez seremos menos, pero la lista de espera es cada vez mayor. Otro derecho que no acaba de llegar para todos.

Esto es lo que hablamos en el bar o a la fresca: del abandono del pueblo durante el invierno porque ya no quedan servicios y la gente acaba yéndose, y de que los pueblos ya no son rentables para la iniciativa privada.

Si vienes a pasar el verano a un pueblo de Zamora tendrás que luchar para que aquí sigan viviendo los vecinos que nos cuiden las casas y sostengan el pueblo durante el invierno

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Bueno, al menos en eso que decíamos al principio de los cajeros automáticos, parece que la empresa pública de Correos –que es de las pocas que va quedando por aquí- podría poner este servicio para que lo hagan los carteros, que son de los pocos empleados públicos que quedan para echarnos una mano para todas las gestiones. Porque con esto de la nueva ventaja de la administración electrónica y del robot que contesta al teléfono “pulse 1, o 2 o la madre que los p…” volvemos a tener otra discriminación y no vemos a nadie a quien decirle: “mire usted, por favor, que quiero quedarme en el pueblo y poder sacar mi digna pensión del trabajo de toda mi vida aquí”.

-¡Venga! que si viene el cartero con los duros, ya no hay disculpa para no pagar otra ronda.

Así que este verano en el pueblo vas a estrenar una nueva exclusión o discriminación contra la que luchar, porque el pueblo de tus abuelos o bisabuelos ya no es rentable para las entidades financieras privadas. Pero hay que lucharlo: para obligarlas a que presten ese servicio como dice el gobierno de España que va a hacer, o para que lo hagan los carteros aumentando sus puestos de trabajo.

Si vienes a pasar el verano a un pueblo de Zamora, como has venido desde que eras pequeño al pueblo de tus abuelos, o ya de tus bisabuelos, tendrás que luchar para que aquí sigan viviendo los vecinos que nos cuiden las casas y sostengan el pueblo durante el invierno…Y hasta el verano que vendrá, como éste que se ha anticipado. La vieja lucha de cada nuevo verano.

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