La Opinión de Zamora

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Editorial azul

El futuro de Siro debe quedar asegurado

La ministra Reyes Maroto a su llegada a Toro en compañía del alcalde y dirigentes socialistas. MARIA JESUS CACHAZO

Tras meses de zozobra, el acuerdo alcanzado “in extremis” entre nuevos accionistas y trabajadores de Siro supone un respiro para las 1.700 familias, 300 de ellas en Toro, que han visto durante todo este tiempo peligrar sus puestos de empleo a raíz de la caída en picado del grupo que, en los años 90, supuso la salvación de una marca que sigue siendo emblema de calidad alimentaria con origen Zamora: Reglero.

La pérdida de esos puestos de trabajo habría sido una tragedia de dimensiones incalculables para una economía tan frágil como la de Castilla y León y en concreto para Zamora. Las factorías están instaladas en poblaciones de pequeñas dimensiones, dos de ellas con tradición industrial galletera de generaciones: Aguilar de Campoo y Venta de Baños, en Palencia. Para Toro, que ya padeció la quiebra de un gigante con pies de barro como resultó la fotovoltaica Pevafersa, el cierre afectaría a casi el 15% de su población, justo cuando la ciudad hace un esfuerzo para incorporarse a un pasillo comercial con su rica producción agroalimentaria.

Las instituciones deben velar para que las ayudas públicas que recibirá la fábrica sean para rescatar a los trabajadores y no a los beneficiados de los fondos de inversión

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Mucho recuerda esta crisis a lo acontecido hace ahora treinta años y solo cabe esperar que las palabras de la ministra de Industria, de gira ayer por las factorías de Castilla y León donde votaban los trabajadores a favor del acuerdo con los nuevos socios que inyectarán liquidez a la empresa, se cumplan y exista, a largo plazo, un futuro para las tres fábricas de Castilla y León. Porque quienes entran a formar parte del accionariado con un 75% de los activos de la compañía no tienen como negocio principal endulzarle la vida al prójimo con galletas y pastelitos. Se trata de fondos de inversión internacionales de un calado sideral. Afendis tiene sede en Estambul (Turquía) y posee experiencia en reflotar negocios de la rama agroalimentaria y farmacológica. Su socio Davidson Kempner Capital Management es otro fondo de inversión estadounidense que gestiona activos por valor de 34.000 millones de dólares. Es el noveno fondo de cobertura más grande del mundo. Llegó a controlar la quiebra de Puerto Rico como estado asociado de Estados Unidos en 2015 y su última operación más conocida fue el rescate de la aerolínea Virgin Atlantic Airways, afectada por el impacto de la pandemia de COVID.

El tercer nombre que ha salido a la palestra en estos días, Cem Karakas, es asesor principal de patrocinadores financieros en proyectos de escisión y reestructuración a gran escala.

El rescate de Siro no parece ser una cuestión pasajera ni coyuntural con tan importantes participaciones y con una tutela a medida, sobre todo por parte del Ministerio de Industria. La Junta de Castilla y León contribuyó al desbloqueo de la crisis y quizá hubiera sido una buena oportunidad de mostrar la deseada colaboración institucional con el objetivo de salvar esos 1.700 puestos de trabajo pero, a estas alturas, con los ciudadanos malacostumbrados a la descoordinación, habrá que dar por bueno, al menos de momento, el resultado final, si bien hay que subrayar que tanto Ministerio como Junta no han hecho más que cumplir con su obligación de velar para que se no desmantelara el grupo que tan solo cinco años atrás figuraba en el “top ten” de las multinacionales alimentarias. Sobre todo si se tiene en cuenta que esos empleos se ubican en zonas de despoblación.

La espiral de la muerte protagonizada por Cerealto Siro, nombre del grupo a partir de 1991, cuando expande el negocio más allá de la galletera original, ha dado lugar a varios intentos de compra desde que se empezó a conocer la situación de pérdidas que ha derivado en una deuda superior a los 300 millones de euros. Su competidora más directa, Gullón, lanzó una oferta no vinculante y se negoció con Biscuit International. Esta última operación se fustró ante la negativa del fondo de inversión que controla la firma a asumir la deuda.

Operaciones como la cerrada ayer son muestra del nuevo funcionamiento de la economía con una guerra detrás que entraña escasez de productos básicos

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La nueva etapa de Siro deja definitivamente atrás la era de la empresa familiar y la nostalgia del olor a la vainilla de las mayucas de Reglero. Los fondos de inversión controlan los mercados y operaciones como la cerrada ayer son muestra del nuevo funcionamiento de la economía con una guerra detrás que entraña escasez de productos básicos necesarios para el funcionamiento de la fábrica: de la harina, al aceite y el azúcar. La subida desmesurada de las materias primas explican, en parte, la debacle final de la galletera. Otras son achacadas a problemas de gestión, lo que acabaría derivando en el cierre de varios de los negocios en otros países.

Ahora serán los nuevos socios, con el 75% de las acciones, los que decidirán la estrategia de las fábricas justo en el momento en el que los expertos anuncian una crisis mundial alimentaria a causa de la invasión rusa en Ucrania y una inflación absolutamente disparada que coloca a las familias en una situación de mayor vulnerabilidad, si cabe, después de las consecuencias económicas de la pandemia.

La subida desmesurada de las materias primas explican, en parte, la debacle final de la galletera. Otras son achacadas a problemas de gestión, lo que acabaría derivando en el cierre de varios de los negocios en otros países

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En 1992 se produjo la venta de la antigua Reglero a la multinacional Viscofan, que se benefició de sustanciosas subvenciones para reflotar la empresa. Poco tiempo después el escenario de la crisis se reproducía en toda su crudeza, entre otras cosas, por la pérdida de calidad de la producción. Hasta los trabajadores se quejaban de lo que salía de sus manos, en comparación con los años de esplendor de Reglero. Siro y su presidente Juan Manuel González Serna, fueron entonces el salvavidas de la fábrica. Hasta se recuperaron recetas originales y, desde entonces, todo fue en ascenso para el grupo hasta el punto de declarar una facturación de 600 millones de euros en 2019 y tener presencia en varios países de México a Portugal.

En solo tres años la situación se ha dado la vuelta hasta quedar al borde del concurso de acreedores, con unas dificultades financieras que estrangulaban las finanzas del grupo desde 2021. El modelo de expansión, por tanto, tenía fallos que deberán ser revisados hasta encontrar la vuelta a la fórmula de éxito original.

Las instituciones deben velar para que no se repita el caso de Viscofan, para que las ayudas públicas que recibirá la fábrica sean para rescatar a los trabajadores y no a los beneficiados de los fondos de inversión. José Manuel González Serna permanecerá como presidente con el 25%. Esperemos que su presencia garantice la calidad de los productos y con ellos la continuidad de los puestos de trabajo. Y ojalá la marca Reglero siga presente en las estanterías de tiendas y supermercados.

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