La Opinión de Zamora

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José Manuel del Barrio

Siete días y un deseo

José Manuel del Barrio

Buenas, malas y muy malas

¿A quién se llevaría usted a una isla desierta para convivir?

Una isla desierta P. I.

Hoy hablamos de personas, ¿vale? Podríamos hablar de frutas, legumbres, carnes o de cualquier otra historia de la vida cotidiana. Pero no, insisto en que hoy hablamos de personas, como usted o yo. Fíjense que el título es una simple clasificación, como tantas otras, de conductas y modos de ser del género humano. Porque seguro que usted se codea a diario con personas buenas, malas y muy malas. Nada nuevo bajo el sol, estará pensando en estos momentos. Porque así ha sido desde los tiempos más remotos y, me temo, que así seguirá siendo mientras esta nave, llamada planeta Tierra, siga estando habitada por personas como usted o yo. ¿Y todo este rollo a cuento de qué? Porque ya estoy harto de hablar, escuchar o escribir de cosas mundanas, que son maravillosas y que en muchas ocasiones nos hacen la vida muy agradable, pero apenas prestamos atención a los pequeños detalles o a las conductas rutinarias de quienes conviven o pasean a nuestro lado, un día sí y otro también, como piezas de este gigantesco puzle llamado “sociedad”.

Por eso le propongo un juego de simulación. ¿A quién se llevaría usted a una isla desierta para convivir durante un año; sí, durante 365 días, de noche y de día? Seguro que les sonará a “Supervivientes”, ese programa que, según me cuentan por ahí, sigue activo en la parrilla de una cadena de televisión. Aquí no se trata de algo parecido. Simplemente le sugiero que haga un pequeño esfuerzo y seleccione hasta un máximo de 10 personas que usted se llevaría a una isla desierta durante el tiempo estipulado. Le dejo unos minutos para que escriba esos nombres o, si lo prefiere, los retenga en su memoria. (Ahora deberíamos parar un rato para pensar y seleccionar a esas personas. ¿Ya las tiene? Pues seguimos adelante). Estoy convencido de que cada una de las 10 personas que usted ha escogido formarán parte de su club porque, en su opinión, se ajustan o reúnen una serie de rasgos o características que a usted le agradan y que, dado que hay que elegir, prefiere a personas buenas antes que regulares, malas o muy malas. ¿Me equivoco?

En nuestro trabajo diario es un privilegio rodearse de personas buenas. Personas que saben escuchar, que son solidarias, humildes y generosas, que piensan antes en los demás que en uno mismo

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Estos ejercicios son muy útiles. Durante las últimas semanas he realizado varios cursos de formación docente en la Universidad de Salamanca y nos han hablado de estas historias aparentemente sin apenas relación con el ámbito universitario. Sin embargo, son muy relevantes. Y es que en nuestro trabajo diario, seas docente o desempeñes cualquier otra profesión, es un privilegio rodearse de personas buenas. Personas que saben escuchar, que son solidarias, humildes y generosas, que piensan antes en los demás que en uno mismo. Personas que no alardean de lo que son ni de lo que tienen o acumulan. Personas que, en definitiva, pasan por la vida con el único objetivo de ser felices y de hacer felices a quienes nos rodean. Como digo, de estas cosas venimos hablando durante los últimos días en la Universidad y hoy quería compartirlas aquí. Y es que me parece muy significativo seleccionar a personas buenas para que nos acompañen en nuestro viaje. Las malas y muy malas, que tanto abundan, ya saben: échenlas cuanto antes de sus vidas.

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