La Opinión de Zamora

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Manuel Antón.

Rafa Nadal, la mejor marca España

Si el tenista, con sus principios y valores, entrara en política, no tendría rival

Nadal con su decimocuarta copa en Roland Garros Efe| MARTIN DIVISEK

Con sumo agrado, querida Carmen Ferreras, recojo el testigo de tus palabras para seguir escribiendo acerca de esa persona íntegra, trabajadora y humilde donde las haya, comprometida con el esfuerzo, sensible y respetuosa a carta cabal… en definitiva, ejemplar, que se llama Rafael Nadal.

A Rafael Nadal lo conozco desde que, ejerciendo de director técnico del tenis castellano y leonés, recorría España de provincia en provincia y de club en club asesorando a los tenistas juveniles de mi tierra que intentaban abrirse camino en la dificilísima carrera hacía el estrellato en el tenis profesional.

La primera vez que vi jugar al tenis a Rafa Nadal fue en las pistas del Club Casino La Unión de Segovia, donde, en julio de 1997, con 11 años recién cumplidos -uno menos que la mayoría de sus contrincantes- se proclamó “Campeón de España Alevín” maravillando a todos los que tuvimos la suerte de verlo en acción, más que por su juego, por la actitud que demostraba tanto en la pista como fuera de ella. A partir de entonces, al chiquito de Manacor (así era como los técnicos de las federaciones autonómicas conocíamos al hoy súper campeón del tenis mundial) lo vi siempre acompañado por un tío suyo, al que llamaba Toni, que era quien le dirigía y asesoraba en todos los sentidos. Desde hace años, porque los dos somos unos enamorados del tenis, y, sobre todo, porque hemos coincidido en numerosos eventos y compartimos multitud de opiniones, mantengo una muy buena amistad con Toni Nadal.

Unos años después, a poco de haber accedido a la presidencia de la Federación de Tenis de Castilla y León, en agosto de 2003, al acudir en su representación a las finales del Open de Tenis de Castilla y León, el popularmente conocido torneo de “El Espinar”, en la entrega de premios tuve la suerte de estrechar la mano por primera vez de un jugador que, con solo 17 años, se acababa de convertir en el ganador más joven de “El Espinar”; el mismo que hace unos días, con 36, ha pasado a ser el de mayor edad en ganar el torneo más importante del tenis mundial en tierra batida, “El Roland Garros”.

Un señor que sí puede darnos lecciones a todos, sin quererlas dar, de cómo debe uno comportarse si quiere ganarse el respeto de los demás

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Por suerte, durante los dieciséis años que, al tiempo que llevé las riendas de la Federación de Tenis de Castilla y León, fui directivo, vicepresidente y, los dos últimos, secretario técnico de la Real Federación Española de Tenis, pude viajar muchas veces con el equipo español de Copa Davis y conocer personalmente a Rafa, verle entrenar, competir y charlar tanto con él como con Toni de todo un poco y, aunque ya todo el mundo lo sabe, tengo que decirlo, nada como conocer a Rafa para poder admirar su comportamiento ejemplar, hasta el punto que, dicho medio en serio medio en broma, muchas veces, hablando con personas de toda índole me han sugerido: “¿por qué no convences a Rafa para que se meta en política, como han hecho tantos y tantos famosos en multitud de países? Seguro que si se llegase a meter no tendría rival“. Yo, más en serio que en broma me atrevo a decir aquí y ahora que, si Rafael Nadal se metiese en política y se presentase a cualquier elección, estoy convencido, no tendría rival, porque sus valores y sus principios, como su sentido común, son su mejor aval. ¡Cuántos políticos adolecen de las virtudes de que anda tan sobrado Rafa!

Como ya he dicho en otras ocasiones, podría estar horas y horas escribiendo acerca de lo que se y opino del gran Rafael Nadal, porque es una persona a la que admiro por la actitud que demuestra ante cualquier situación, por la valentía con que afronta sus retos, por el coraje y el empeño que pone para alcanzarlos, y porque, en definitiva, y como decía al principio, creo que es un ejemplo en el que todo el que quiera progresar se podría fijar.

Y si se me permite, ya que “me he metido en harina” digo: señoras y señores de los partidos que se llaman a sí mismos progresistas, si quieren convencer a alguien, dejen de autoproclamarse como tales y copien en lo que puedan a Rafael Nadal. Ese señor sí puede darnos lecciones a todos, sin quererlas dar, de cómo debe uno comportarse si quiere ganarse el respeto de los demás.

Por lo referido, como tú, Carmen, no entiendo cómo es posible que RTVE no esté presente en todos los hitos que protagoniza Nadal pues, sin ningún género de dudas, es la mejor “marca España” y, en consecuencia, la que los españoles mejor podemos vender y exportar.

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