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La reparabilidad

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Escuchaba, días pasados, en un programa de radio, unos comentarios acerca de la reparabilidad, palabra de uso poco frecuente, y ello me ha motivado a escribir estas líneas, pues, creo que es un tema de suma actualidad y de interés general, porque presumiblemente, durante las últimas décadas no se le ha dado la debida importancia, tal vez por la cultura imperante, originada por el desarrollo económico, donde se anunciaba que la reparación no merecía la pena.

La Comisión Europea, creo recordar que, en el mes de octubre de 2019, con la finalidad de disminuir la llamada huella de carbono de Europa y lógicamente disminuir las facturas de energía, optó por tomar medidas sobre productos tales como frigoríficos, lavadoras, lavaplatos, televisiones, en definitiva, sobre los electrodomésticos, en general. Estas normas que, si mal no recuerdo, entraron en vigor a primeros del mes de marzo del año que ahora finaliza.

En líneas generales, dentro de las medidas adoptadas, se incluyen por primera vez los requisitos de reparabilidad, y reciclabilidad que, en esencia, la finalidad que pretenden es mejorar la vida útil, la reutilización y el reciclaje de este tipo de aparatos, así como su destino final.

En definitiva, ese tipo de medias tienen como finalidad promover la reparación y, en consecuencia, aumentar la vía útil de los mismos y para ello se necesita disponer, durante un determinado período de tiempo, después de la compra, de repuestos a emplear en la reparación, con la obligación, por parte del fabricante de garantizar la entrega al consumidor de los repuestos solicitados en un período de tiempo no superior a 15 días.

Creo que debemos de mentalizarnos para reparar siempre que ello sea posible, y no tirar, con la finalidad de alargar la duración de todo tipo de electrodomésticos y aparatos electrónicos y evitar la llamada obsolescencia programada.

En principio no debemos aceptar, sin más razonamiento, la contestación de que sale más barato comprar uno nuevo que repararlo.

En cuanto al tema de la ropa, prefiero no comentar, pues, ropa apenas puesta, termina colgada en el armario o en algunos casos en la basura, porque dicen, no es actual. ¡Qué pena!

Ahora que están en momentos de compras, creo que lo más indicado es comprar con cabeza y solamente lo necesario, no olvidemos que también es posible la compra de productos de segunda mano en buen estado, en relación con la utilidad, empleo y necesidad que nos va a satisfacer.

Espero que estas líneas nos ayuden a reflexionar sobre un consumo responsable, la naturaleza, el medio ambiente y el bolsillo nos lo agradecerán.

Recordemos que Cristo ha venido a nuestra vida para predicar la Navidad y no el consumismo.

Creo que en estos días, quienes dispongan de tiempo libre, bien pueden leer, si no lo han hecho ya, la carta encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, del Papa Francisco.

San Francisco de Asís, es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral vivida con alegría y autenticidad.

Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís:

“Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, corresponden y ningún hombre es digno de hacer de ti mención. Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano Sol, el cual es día y por el cual nos alumbras. Y él es bello y radiante con gran esplendor: de ti, Altísimo, lleva significación. Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas: en el cielo las has formado luminosas, preciosas y bellas Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire, y el nublado, y el sereno, y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento. Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta. Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche: y él es bello, y alegre, y robusto, y fuerte. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas. Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor y soportan enfermedad y tribulación. Bienaventurados aquellos que las sufren en paz, pues por ti, Altísimo, coronados serán. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal. Load y bendecid a mi Señor y dadle gracias y servidle con gran humildad”.

Pedro Bécares de Lera

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