La Opinión de Zamora

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Manuel Antón.

Gracias, Lele

Echo de menos al “Serafín” y todo cuanto en él viví

SERAFIN SANCHEZ BARTOLOME FUNDADOR DEL RESTAURANTE "EL SERAFÍN" LEAL

Hoy, rebuscando entre mis recuerdos, he encontrado unos cuantos que tienen que ver contigo; son menús de algunas de las muchas comidas que con unos u otros tuve la suerte de celebrar en “El Serafín”, aquel restaurante que, como tantas cosas buenas que había en Zamora, se nos fue, y del que Sera era su “comandante” y tú, siempre al pie del fogón, durante más de sesenta años, el “alma mater”.

Comidas de trabajo, de amigos, de coleguitas del tenis, celebraciones familiares diversas: bautizos, bodas, comuniones… todo lo celebrábamos allí; y siempre, o casi siempre que fui al Serafín, lo recuerdo como si fuera ahora, entraba a saludarte a la cocina, que era donde pasabas horas y horas preparando tus insuperables platos.

Todo, todo lo que se comía en tu casa era producto de calidad, razón por la que El Serafín, mientras estuvo bajo tus dominios y los del comandante era uno de los restaurantes más reconocidos de Zamora y, sin duda también, de Castilla y León.

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El mejor arroz a la zamorana, las deliciosas tortillas de patatas, unos buñuelos de rechupete, un marisco que nada tenía que envidiar al que se comía en Madrid, unas piezas de caza, casi siempre preparadas exprofeso para los propios cazadores que las habían abatido y que, sabedores de tu buen hacer, te las llevaban para que se las cocinaras como solo tu sabías hacerlo; un magnífico pescado que Sera traía de las mejores lonjas gallegas y tu aderezabas con un toque especial, y unos postres ¿qué no decir de tus postres? Eran “bocata di cardinale” que más de una vez repetí. El helado de nata con nueces caramelizadas, la Peñasanta, las copas de la casa, los flanes de huevo, las natillas, las orejas y las flores de carnaval, y tus helados, ¡ay, tus helados! cuanta confusión sembraban; estaban tan buenos que al probarlos a más de uno oí susurrar por lo bajini: “deben ser de La Valenciana”, pero no, los hacías también tú, y lo digo porque lo sé de buena fuente.

Todo, todo lo que se comía en tu casa era producto de calidad, razón por la que El Serafín, mientras estuvo bajo tus dominios y los del comandante era uno de los restaurantes más reconocidos de Zamora y, sin duda también, de Castilla y León.

Porque echo de menos al “Serafín” y todo cuanto en él viví, hoy me he acordado de ti y he querido escribir esta carta que, estés donde estés y te pille como te pille, va para ti y para el comandante que durante tantos años, primero en El Salamanca y luego en El Serafín, hasta que se marchó, siempre te acompañó.

Las cosas en Zamora ya no son como eran. No digo que las de antaño fueran ni mejores ni peores, solo eran diferentes; pero para los de mi edad, el no poder ir a los cafés con solera -El Lisboa, El Biher, El Moderno...-, ni a los afamados restaurantes que había en Zamora en las últimas décadas del siglo pasado, es un motivo de tristeza pues, estoy seguro, igual que muchos setentones echamos de menos ir de compras a García Casado, a Siro Gay, al Bazar J, a Sevillano, a las confiterías Reglero, o a Almacenes Roncero, entre otros, qué duda cabe que añoramos también los sabores de tu cocina, querida “Lele”, y las atenciones que nada más franquear la puerta de vuestra Cafetería-Restaurante tenía con todos sus clientes, tu Serafín.

Por aquellos tiempos y sobre todo por ti, hoy me ha dado por escribir recordando la Zamora que se nos fue.

Un abrazo, “Lele”.

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