La Opinión de Zamora

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Manuel Antón.

Rafa, no sigas, verte sufrir me duele

La imagen que dio el balear en el tercer set de su partido de octavos en Roma ante Shapovalov hizo que me sintiera muy mal

Rafa Nadal, en el Masters 1000 de Roma. EP

Tiempo atrás ya he sido testigo, en directo o a través de la televisión, del sufrimiento con el que el gran Rafa ha venido desempeñado su profesión, de jugador de tenis, debido a la lesión incurable que padece, que le hace jugar casi siempre con dolor; por eso, a medida que va pasando el tiempo tengo más claro que lo que nuestro gran campeón tiene que hacer es decir: basta de sufrir.

A Rafa le gusta mucho lo que hace, pero a veces sufre tanto haciéndolo que en más de una ocasión se ha planteado la retirada, pues la dolencia congénita que arrastra desde que comenzara su carrera, es producto de una enfermedad rara, degenerativa, inoperable e incurable, denominada osteocondritis del escafoides, o síndrome de Müller-Weiss, que le impide apoyar el pie sin sentir dolor.

La lesión que padece le fue diagnosticada a poco de empezar a competir a nivel profesional, y de no haber sido porque se puso en manos de los mejores especialistas del mundo en la materia, y éstos acertaron en el diagnóstico y le hicieron una plantilla a medida que le permitía apoyar el pie y poder correr, con más o menos dolor (Rafa siempre ha confesado que desde hace mucho no sabe lo que es jugar al tenis sin sentir dolor) Nadal ya habría colgado las raquetas hace tiempo, lo cual nos habría impedido disfrutar de los mejores momentos que todos los españoles aficionados al tenis hemos podido vivir a lo largo de las dos últimas décadas, gracias a él.

Pero ver la impotencia, el dolor que reflejaba su rostro por la tele cada vez que intentaba un desplazamiento exigente para poder encontrar un buen apoyo que le permitiera golpear la pelota con algunas posibilidades de éxito, en su partido contra Shapovalov, ha sido algo difícil de soportar porque, como muchos de los millones de seguidores que tiene Rafa, yo le admiro y no deseo verle sufrir.

Quedan solo unos días para que comience Roland Garros, la cita más importante del año para los tenistas especialistas en “tierra batida”, de entre los que Rafael Nadal ha sido y será, sin ningún género de dudas, el mejor de todos los tiempos. Hoy por hoy, tal y como está, no lo veo compitiendo al nivel que nos tiene acostumbrados cuando lo ha hecho en las pistas del Bois de Boulogne; razón por la que, espero y deseo no verle en acción, pues tengo la impresión que si lo intenta será el prólogo de un final muy doloroso.

Rafa -el mismo lo ha manifestado en multitud de ocasiones- ya no sabe lo que es saltar a una pista de tenis para competir y jugar sin dolor, a pesar de que antes de hacerlo se haya podido atiborrar a analgésicos, lo cual tampoco es bueno. Por todo ello, admirado “súper campeón” los que te queremos bien te pedimos que ni lo intentes. Ya no tienes nada que demostrar, pues lo has demostrado todo. Has demostrado la clase de persona y de deportista que eres, lo que te ha hecho acreedor al respeto y a la admiración de todos los que amamos el deporte. Y, en lo competitivo, has archidemostrado que eres un absoluto fuera de serie. Así que, déjalo ya, dedícate a estar con esa mujer tan espléndida que tienes a tu lado, e intenta ser feliz sin tener que andar de un lado para otro dando raquetazos, pues los que ya diste nos quedarán grabados en la memoria a todos los que te hemos conocido, por siempre jamás.

Tus logros serán casi insuperables, y muchos irrepetibles.

¿Alguien cree que puede volver a existir otro tenista capaz de ganar trece veces en Roland Garros? … Yo no.

Rafa, haz caso a los que te queremos, y déjalo ya.

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