La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Carmen Ferreras

Ejemplaridad y transparencia

Además de Pegasus, sobre la casa real española sobrevuelan todos los dioses de la mitología griega

Felipe VI y la reina Letizia Eduardo Sanz

Al rey, al pasado y al actual, se le está pidiendo constantemente ejemplaridad, transparencia, probidad y todo eso que los políticos nos piden a todos pero que, desgraciadamente, ellos y ellas no practican, no tienen en cuenta porque van a gusto en la burra de la opacidad. Al rey, constantemente, se le están poniendo las peras al cuarto, como si cada día que pasa, se le perdonase la vida o se le insinuara que está donde está porque unos cuantos lo permiten.

Yo solo sé que padre e hijo, son respetados en todo el mundo, a pesar de los ‘escándalos’ del padre. Nuestros gobernantes que militan en la política no pueden decir lo mismo. No tienen el mismo respaldo internacional por mucho que se inventen situaciones que nunca han llegado a suceder, ni sucederán en la coyuntura actual.

Tengo para mí que, además de Pegasus, sobre la casa real española sobrevuelan todos los dioses y semidioses de la mitología griega

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El Consejo de Ministros tan lento en unas cosas y tan raudo en otras, no se ha dormido en los laureles a la hora de aprobar un Real Decreto por el que se reformará la estructura y el funcionamiento de la Casa de Su Majestad el rey. Un real decreto con el que pretenden, dicen, reforzar la transparencia, la rendición de cuentas, la eficiencia y la ejemplaridad de la Casa Real, “en línea con los principios que han presidido desde su inicio el reinado de Su Majestad Felipe VI”.

Tengo para mí que, además de Pegasus, sobre la casa real española sobrevuelan todos los dioses y semidioses de la mitología griega. Tengo para mí que el rey es el ciudadano español más espiado y controlado. Y al ciudadano que más se le pide. Es curioso que quienes llegan al Gobierno de España, hablo de todos a izquierda y derecha, sobre todo los salva patrias, tiendan un tupido velo sobre su gestión y sobre lo que hacen en su vida política que debería ser más transparente y ejemplar que la de cualquier mortal. Porque ellos son el espejo que proyecta una imagen a veces nada edificante para el ciudadano.

Para volver a confiar en ellos es necesario un Real Decreto en línea con los principios que debe presidir la buena gobernanza. El ser y el parecer de la mujer del César pero en grado superlativo. Y no que, una vez que pillan asiento presidencial y ministerial, se cierra una puerta tras todos ellos. Incluidos los que calientan banco en el Congreso y en el Senado. No sólo hay que reformar la estructura y el funcionamiento de Zarzuela. Hay que hacer lo propio con Moncloa y las dos Cámaras. No creo que estén por la labor. Pierden una gran oportunidad.

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