La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Carmen Ferreras

La séptima ola

Las medidas se han relajado, pero hay que echar mano del sentido común

Personal sanitario atendiendo paciente ingresado unidad cuidados Glòria Sánchez / Europa Press -

¿Estamos ante una nueva ola de COVID-19? Es la pregunta del momento. Lo único cierto es que el aumento de casos actualmente en España es preocupante. No le estamos dando importancia pero, donde el bicho entra tarda en salir y deja baldado al portador. Pregunte y verá. Nadie se atreve a plantearse seriamente lo de la nueva ola. Los expertos, si nos fiamos de ellos, dicen que si no estamos inmersos en la séptima ola, España atraviesa un rebrote importante. Como siempre ocurre, cuando la respuesta procede del orbe de la política, hay más cautela y se considera que es pronto para hablar de esa posibilidad.

Con la de meteduras de pata que tuvo el desaparecido Fernando Simón, la cautela, que tampoco es propia de los políticos, se impone. Los criterios están divididos entre los que opinan que no hay tal oleada del virus porque las hospitalizaciones continúan bajas, mientras otros sostienen que la incidencia y los ingresos hospitalarios están subiendo con una rapidez preocupante.

Las cifras no mienten. El dato más impactante es que en el último mes, si comparamos las cifras del informe del 1 de abril con las del pasado 3 de mayo, el número de pacientes ingresados con covid en hospitales ha pasado de 4.150 a 6.883. El incremento ha sido de un 65%. Si eso no forma parte de la séptima ola que baje Dios y lo vea. Por cierto, Castilla y León es noticia por el porcentaje de ocupación hospitalaria tan elevado que registra. Por encima de Asturias, que es la otra Comunidad con problemas. Estamos en esta comunidad y en esta Zamora nuestra, por encima del 10%.

Si comparamos las cifras del informe del 1 de abril con las del pasado 3 de mayo, el número de pacientes ingresados con COVID en hospitales ha pasado de 4.150 a 6.883. El incremento ha sido de un 65%

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Si la autoridad sanitaria es sincera debe reconocer que el número de muertes por el virus ha subido desde el 1 de abril situándose en un 2%. Hay por lo tanto 2.127 víctimas más a causa de la enfermedad en este periodo de tiempo. Nos hemos despojado de la mascarilla, nos hemos sumado a las aglomeraciones, hemos perdido todo cuidado y prudencia y el resultado no se ha hecho esperar. Estoy tan harta de mascarilla como pueda estar usted, peo la voy a seguir llevando. Tengo miedo. Media Zamora está infectada. La otra media a la espera.

Las medidas y normas vigentes se han relajado tanto que tenemos que echar mano del sentido común, pero como es el menos común de los sentidos, acabamos pifiándola. La enfermedad que nos cambió la vida no es historia, no se ha terminado, sigue al acecho. El riesgo de contagio es real. Bodas, cenas, y grandes aglomeraciones son directamente culpables. De nosotros depende no formar parte de la estadística.

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