La Opinión de Zamora

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La inmoralidad del marketing

Frida Kahlo Frida Kahlo

La evidencia es clara, un movimiento reivindicativo tiende a censurar opiniones opuestas si estas inducen a un pensamiento políticamente incorrecto, como es el caso del feminismo moderno y su persecución desmedida al hombre que se considere mínimamente contrario a la idea.

Primera incidencia de la desigualdad de género pues una mujer contraria al feminismo será considerada inherente a su propia lucha y nunca tildada de machista.

El día que decidí informarme sobre esta interesante y polémica tesitura que gira en torno a la mujer, tomé una decisión importante acudiendo a la biblioteca y no al buscador de Google.

Libros e ideas actuales de lo más variopintas que se centran en adoctrinar en torno al odio y el hembrismo, cuyo fanatismo mancha y ridiculiza el noble movimiento que iniciaron figuras como Frida Kahlo, Marie Curie o acontecimientos como la incorporación del sufragio femenino en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Cualquier movimiento social, por muchas premisas y fortaleza histórica que tenga, caerá fácilmente en una falsa aceptación a través del populismo y la condena desmedida a los incrédulos.

El feminismo reivindica, reclama y cuestiona a través de un simple estado, el ‘facta non verba’ que a lo largo de los años se fue diluyendo hasta toxificar esta doctrina y manifestarla de forma errónea.

Como hombre siento la persecución e inseguridad de posicionarme respecto a este tema, un hombre amante de Afrodita y la superioridad femenina que teme opinar al respecto para evitar el San Benito de machista.

No es mi lucha, pero soy la causa inequívoca del retrógrado patriarcado, soy el apoyo racional a un cambio que no se está pidiendo de forma proporcional pues la cuestión es equilibrar la balanza entre géneros, no desnivelarla al lado contrario.

Seré pareja, seré padre de una nueva mente que educar mediante el compromiso y el respeto, empujaré a mi hija a decapitar de raíz las mentiras y pensar por sí misma, proporcionaré a mi hijo similitudes entre razas, géneros o ideas hasta parar en una misma premisa, y es que los techos de cristal se rompen fácilmente con el mazo del progreso y la madurez de gestionar lo que es correcto y lo que no, pues hay lobos disfrazados de oveja, y hay ovejas con sangre de lobo en las venas.

Jorge Calzada Vázquez

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