La Opinión de Zamora

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Agustín Ferrero

¿Quién es más machista?

¿El que ataca a una mujer o el que la defiende?

Jada Pinkett Smith y Will Smith en la fiesta post Oscar de la revista Vanity Fair

Con respecto al jaleo montado en la ceremonia de entrega de los “Oscar”, algunos movimientos feministas han puesto a parir a Will Smith, por considerar que el haber agredido al presentador de la gala dejó en mal lugar a su esposa, la también actriz Jada Pinkett (Una agresión que, posteriormente, fue catalogada de simple galleta o cachete por un extra de cine que conoce al detalle ese tipo de acciones) Esos grupos feministas consideran que la actuación del Señor Smith impidió que la citada actriz pudiera defenderse por sí misma.

Lo cierto es que el conductor de la gala hizo uso de un mal hacer, al mofarse de la enfermedad que, al parecer, padece la actriz y que le hace perder el cabello de manera galopante. El presentador se tomó a broma, los problemas de alopecia de la mujer, mientras estaba subido en el escenario, pilotando un show que era seguido por millones de personas a través de la televisión. Pues bien, no se ha llegado a ver en ningún medio que alguna organización feminista le haya dado caña al autor de la chacota o vacile. Ese que consideró que todo estaba permitido (Como en el circo romano) con tal de entretener a la plebe.

No se entiende bien por qué se ha tildado de machista a Will - al fin y al cabo, solo trató de defender a un miembro de su familia – y se ha pasado por alto el comportamiento del presentador de la chunga o payasada en torno a la figura de la Señora Smith. ¿Quién es más machista, el que ataca a una mujer o el que la defiende? ¿Hay alguien que le haya preguntado a la Señora Pinkett Smith lo que piensa de la actuación de su marido? ¿Hubiera tenido la misma repercusión la reacción de Will Smith, si la hubiera protagonizado otro día y en otro lugar? Así está montado este tenderete.

Si algo ha tenido de positivo el choteo montado con los “Oscar” y el Sr. Smith, es que, al menos, durante un pequeño lapso, esa información inocua, ha hecho que no estuviéramos acojonados con la pandemia y la guerra de Ucrania

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Posteriormente, Will ha pedido su baja en la Academia de Cine Americana, admitiendo haberse equivocado. Pero lo que él ha hecho ha quedado grabado para el futuro. Habrá un antes y un después de esta anécdota y, probablemente, los presentadores de años venideros tomarán nota de ello.

A propósito de este bochinche, hay quien se ha pasado un poco de la raya. Sin ir más lejos, el otro día, en el bar de la esquina, un cliente, forzando la voz, relataba la típica anécdota que suele sacarse a relucir en estos casos. Iba de un abuso, exagerado e improcedente, protagonizado por el jefe de personal de una determinada empresa. Al parecer, según su narración, vino a suceder que uno de los trabajadores afectados (un armario de casi dos metros de estatura y más de cien kilos en su cuerpo serrano) ni corto ni perezoso, se personó en su despacho, haciéndole ver que disponía de una hermosa ventana que, además de permitir el paso de los rayos solares, facultaba poder salir volando por ella.

Según el cliente del bar, aquella observación resultó ser mano de santo, ya que el jefe jamás volvió a jugar con los derechos de los empleados, ni a tomar decisiones que no le correspondían. Subrayó que nunca se supo de ningún varón que hubiera sentido mermada su “hombría” por ello. Ni de ninguna mujer su “femenía”. Pero claro, es que, entre otras cosas, lo de la “hombría” se refiere al valor y a la entereza, que nada tienen que ver con este asunto. Y lo de la “femenía” tampoco llega ni a rozarle, ya que no existe tal sustantivo en la lengua española.

Por la cara que ponían quienes le observaban, daba la impresión de que no estaban por la labor de defender tal puesta en escena, a base de actos tan expeditivos, para resolver conflictos. Pero, a veces, no puede evitarse que lleguen a producirse. Porque, desafortunadamente, las herramientas de las que dispone la sociedad para pararle los pies a quienes no respetan sus derechos, a veces no resultan suficientes.

Si algo ha tenido de positivo el choteo montado con los “Oscar” y el Sr. Smith, es que, al menos, durante un pequeño lapso, esa información inocua, ha hecho que no estuviéramos acojonados con la pandemia y la guerra de Ucrania.

Volviendo, de nuevo, al follón montado en la ceremonia, sería divertido que, los autores del guion de la entrega de los “Oscar”, salieran ahora a la palestra diciendo que había sido consensuado previamente, al objeto de dar publicidad a unos premios que, últimamente, no estaban teniendo la repercusión de antaño. Claro que, tal circunstancia no evitaría que continuara habiendo gente que considerara a Will Smith un recalcitrante machista.

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