La Opinión de Zamora

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Editorial azul

Los deberes de Zamora tras la llegada de la fiscalidad diferenciada

UN HOMBRE CAMINA POR UNA DE LAS CALLES DEL PUEBLO

La alargada sombra de la huelga de transportes y sus consecuencias sobre todos los sectores económicos ha empañado, en los últimos días, lo que puede calificarse como uno de los grandes logros para el futuro de la provincia. La Comisión Europea ha incluido a Zamora como susceptible de recibir un trato fiscal diferenciado, dentro del marco normativo que afecta a las ayudas regionales que distribuirá Bruselas en el periodo 2022-2027.

La provincia zamorana, tras décadas de reivindicación, intensificada en los últimos años, consigue el reconocimiento oficial, a propuesta del Gobierno central, a una situación de despoblación y destrucción de paro que se agranda cada día. Zamora recibirá el mismo trato que tenían hasta ahora Soria y Teruel, es decir, la denominada “zona c”, por lo que las inversiones realizadas o realizar pueden aspirar a subvenciones que oscilan desde el 20 al 40%, según la cuantía del proyecto. A pesar de la tardanza y de que la distinción llega en un momento de tanta incertidumbre, es, sin duda una gran noticia que da un poco de aliento a la maltrecha socioeconomía zamorana. Eran muchos los deméritos acumulados: Zamora es la provincia que ha perdido mayor porcentaje de población entre los años 1975 y 2021, según el INE. Hasta un 31% menos de habitantes. Es el farolillo rojo del furgón de cola. Todas las demás están por delante; a la zamorana la adelantan Lugo, Soria y Teruel, por este orden.

Es también la de mayor envejecimiento, ya que la migración se concentra en los más jóvenes, en relación directa con otro de los factores, la destrucción de empleo, superior al 30% en los últimos cinco años. Siendo como es, una buena noticia, la posibilidad que se abre la aplicación de una fiscalidad diferenciada no es más que la respuesta tardía a una situación de desequilibrio palpable y acentuado, ya que, por ejemplo, en porcentaje de desempleo, es mayor el zamorano que el soriano. Tampoco es tanta la ventaja que puede suponer la aplicación de las bonificaciones en Zamora con respecto a Valladolid, por ejemplo: un 5%. Un Valladolid que es parte de la locomotora del desarrollo regional. La provincia vallisoletana se encuentra en el puesto 24 por su PIB en relación con el resto de España. Para encontrar a Zamora hay que bajar hasta el 46.

Toca coordinarse y planificar, dos verbos que se conjugan mal tanto en las instituciones como en los órganos de representación patronal zamoranos. No hay más tiempo para individualismos. Tampoco para burocracias arcaicas

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Reuniendo todos los factores en contra de la tierra zamorana tal vez su situación tenga más que ver la de las zonas teóricamente más desfavorecidas como Cuenca, en Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Ceuta y Melilla. No resulta nada descabellada la pretensión de quienes abogan por una distinción más allá de los límites geográficos. Quienes valoran la verdadera dimensión de la tragedia demográfica y sus consecuencias en el desarrollo de zonas como la que han venido a denominar “Franja Céltica” piden que las ayudas lleguen al 70%, en lugar de al 40%. Porque en el oeste zamorano, sur de Galicia y la zona fronteriza con Portugal, apenas se alcanza una densidad de seis habitantes por kilómetro cuadrado, la mitad de lo que tiene en cuenta Europa para integrar un territorio en la denominada “zona c”. En rigor, Zamora nunca debió ser arrastrada fuera de lo que se llamó, en los primeros años de integración en la UE, “Objetivo 1”. La convergencia real con la media de la renta europea, tras años de acercamiento, se ha vuelto a agrandar, al mismo tiempo que lo hacía la brecha entre la España desarrollada y la que se va quedando atrás.

Los datos que pueden jugar a favor de Zamora son la disposición de terrenos baratos y un menor coste de mano de obra. Pero será necesario no solo atraer inversiones, sino empleados de cualificación que reduzcan las altas edades medias que, en sectores como la construcción, superan los 50 años de edad. La nueva FP, los buenos resultados de la actual en cuanto a inserción laboral y, por supuesto, la Universidad, tendrán mucho que ver en el horizonte que se abre a partir de ahora.

Queda ahora mucho por hacer. Lo aprobado por Europa es un marco normativo que debe desarrollarse por parte de los organismos implicados, con el Ejecutivo central a la cabeza. Todavía tendrá que articularse qué tipos de costes serán susceptibles de acogerse a las ayudas. La Diputación, que ha encabezado en los últimos tres años la batalla por conseguir la discriminación positiva en materia fiscal para la provincia, urge a la convocatoria de una reunión de instituciones y agentes sociales como primer paso para planificar cómo se arbitrarán las subvenciones públicas, que desde el Gobierno se anuncian “para todos”, incluidos autónomos. La posibilidad de desgravar costes de personal, incluida la Seguridad Social, puede ser definitivo para lograr remontar esas enormes diferencias existentes entre los distintos territorios españoles al aminorar uno de los gastos que conlleva la creación de puestos de trabajo, la solución más certera contra la sangría demográfica.

Los nubarrones más cercanos al nuevo panorama que tanto necesita Zamora se resumen en la situación de inestabilidad por la invasión desatada por Putin. Si se alarga la guerra en Ucrania, a todo el sufrimiento humano y la pérdida de vidas habrá que añadir la incógnita económica y la de si se podrán destinar todos los fondos comprometidos para la recuperación pospandémica, ahora amenazados por un cruento conflicto bélico, una escalada de terror propiciada por un sátrapa en un territorio con intereses económicos para Europa.

Pero eso son problemas de índole mundial. A pequeña escala, toca coordinarse y planificar, dos verbos que se conjugan mal tanto en las instituciones como en los órganos de representación patronal zamoranos. No hay más tiempo para individualismos. Tampoco para burocracias arcaicas y retrasos de años en permisos y licencias. Eso sí depende de los zamoranos, los que deberían verse beneficiados tras la contestación de Europa al largo SOS lanzado por la provincia.

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