Desde las últimas elecciones generales del pasado 10 de noviembre de 2019, la estrategia del Partido Popular ha sido la del insulto e incluso la agresión permanente, no reconociendo la legalidad democrática de los resultados electorales y como consecuencia tratando al Gobierno de España y a su Presidente, entre otros agravios y ofensas, de ilegítimos.
Ante los nuevos tiempos y posibles nuevos cambios en la dirección de la derecha española, sería deseable que quien vaya a lideran el Partido Popular debería decidir, con los responsables autonómicos, la línea de actuación política. Es decir, si el partido quiere seguir siendo, como pregona sus dirigentes, un partido conservador y liberal, homologable a cualquier partido de derechas de Europa. O por el contrario, según algunas otras tendencias, no les importa subcontratar la ideología de Vox, pareciendo, y dando la impresión, como en el caso de Castilla y León, que dicho partido ha impuesto al Partido Popular un pacto de gobierno con la formación de la extrema derecha. Naturalmente para hacer políticas de extrema derecha.
Con estas decisiones, ya sabemos que el deseo oculto del Partido Popular de Castilla y León y también de una buena parte de España, ha sido pactar con la extrema derecha. Lo prueba que estando gobernado en nuestra Comunidad con un partido de centro como Ciudadanos y no sentirse cómodos ideológicamente, proceden a la disolución de las Cortes y como consecuencia la convocatoria de nuevas elecciones, para terminar pactando con Vox.
La pandemia y Putin nos ha recordado que no hay ninguna región en el mundo, por muy desarrollada que sea, inmune ni a las pandemias ni al virus de la guerra
Para conocer algunas orientaciones, basta saber que la extrema derecha, representada en nuestro País por Vox, no disimula su admiración, y por lo que parece su apoyo, por Putin, igual que la extrema derecha europea y su odio al orden democrático es superior a su rechazo a la agresión rusa.
Según decidan los responsables políticos del Partido Popular que se encuentra en una fase de refundación, así será su futuro y sobre todo sus políticas en términos tan importantes como su relación con Europa, con la emigración, el modelo de Estado, el cambio climático, el tratamiento con la mujer y otras políticas sociales y económicas.
Por lo que ya conocemos, por primera vez en la historia de la democracia española, el Partido Popular le ha facilitado, ni más ni menos, la entrada en el Gobierno de Castilla y León al partido de extrema derecha, es decir a Vox, que como se sabe. ese comportamiento, es rechazado por la mayoría de los países de la Unión Europea. Permitiendo que la extrema derecha, desde la Constitución de 1978 haya saltado el “cordón democrático” y por lo tanto pueda influir en nuestras vidas
Precisamente en unos tiempos especialmente delicados en los que se exige la mayor unidad de acción y cooperación entre los Gobiernos y los partidos europeos, y dentro de España en el conjunto de las Comunidades Autónomas, frente a la invasión y guerra en Ucrania. También que tenemos que conocer que en nuestro país, como en el resto de Europa, la pandemia y Putin nos ha recordado que no hay ninguna región en el mundo, por muy desarrollada que sea, inmune ni a las pandemias ni al virus de la guerra.
La entrada de la extrema derecha en el Gobierno de Castilla y León, es una muy mala noticia, no solamente para el Presidente del Partido Popular Europeo y expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk, que calificó de ¨capitulación” los acuerdos del Partido Popular, con Vox en Castilla y León. También es una mala noticia para la democracia española y yo creo que también para el propio Partido Popular.
Desde luego el que se haya facilitado tan gratuitamente la presencia institucional a quienes han venido rechazando la democracia parlamentaria y a la propia Constitución y a quienes rechazan el Estado de las autónomas (que paradoja) , no deja indiferente a muchos castellanos y leones, también a los españoles y por lo que parece a los europeos.
