“Cuando este equipo estaba en la mierda, antes de desaparecer, es el que hizo ascender al equipo”, dijo el presidente del club rojiblanco, en referencia a su director deportivo. “Antes se irá el equipo a la mierda que despedir al leonés”, añadió el presidente en aras a continuar defendiendo al citado director deportivo.

Cada uno es libre de expresar lo que siente. Pero, cuando se habla en representación de un club, con más de cincuenta años a la espalda, como lo es el “Zamora C.F.”, quizás habría que utilizar otro tono y, a ser posible, otro vocabulario. Máxime, si el que lo hace no es un chaval de veinte años que acaba de jugar un partido de fútbol y tiene las pulsaciones disparadas.

El presidente del Zamora C.F. es un empresario, y el “Zamora C.F.” pertenece a su grupo de empresas, de manera que puede hacer con ella lo que considere conveniente. Pero no parece muy indicado arremeter contra los socios y aficionados, hasta el punto de decir que “El que siga con esa puta memoria, que se quede en casa”, en alusión al ascenso de categoría del club la pasada temporada. El fútbol es un espectáculo en el que priman los sentimientos y las pasiones, y cualquiera puede elevar el tono mientras sigue un partido desde la grada. Pero, una vez acabado, y pasados unos minutos, no parece de recibo soltar exabruptos, ni usar la escatología como herramienta de comunicación con abonados y aficionados, por mucho que unos y otros hayan pedido a gritos la dimisión del citado director deportivo.

La empresa “Zamora C.F:” es una sociedad anónima deportiva y, por tanto, no tiene por que dar cuentas a nadie que no forme parte de su capital social. De manera que su consejo de administración puede venderla, pignorarla, o hacerla desaparecer, si llega el caso. Pero no le da derecho a quejarse de que “Aquí los únicos que ponemos dinero somos nosotros”. Porque no lo va a poner el panadero de la esquina. Los que si están poniendo dinero, aunque solo cubra una parte del presupuesto, son los dos mil abonados, y los espectadores que se añaden cada jornada tras haber pasado por la taquilla.

Aunque un grupo empresarial compre un club de fútbol, la transacción no incluye en el precio los sentimientos de los aficionados, ni su ilusión, ni la identificación con algo que viene a trascender más allá de los límites de cualquier empresa

El presidente, no ha sido cauto al salir inesperadamente a una rueda de prensa, y convertirla en otra cosa. Pero ni la cosa era tan grave, ni las formas propias de un empresario. Quizás no le salgan las cuentas y eso haya hecho que perdiera los nervios: “Estoy cansado de que en Zamora no se nos apoye”, se quejaba amargamente. Pero nadie mejor que él, para saber que, en los negocios, unas veces se gana y otras se pierde. Y que eso no es culpa del primero que pase por delante de sus oficinas, ni por el encargado de hacer las fotocopias. Ni tampoco por lo exiguo de las subvenciones.

Por cierto, hay que precisar que el “Zamora C.F.” nunca estuvo en la “mierda”, como ha llegado a decir el presidente. Estuvo muy grave, a punto de morir. Pero, no por ello en una zona de excrementos. Y como los moribundos merecen un respeto, siempre contó con alguien que le transmitía cariño y una despedida lo menos traumática posible, en este caso la última junta directiva de la época del amateurismo.

Cierto que hay que mostrar agradecimiento a los galenos cuando logran recuperar a un enfermo, como ha podido ser el caso del “Zamora C.F.”. Eso nadie lo ha llegado a cuestionar nunca. Tampoco, que la empresa que se quedara con el club no era una oenegé, y que, por tanto, sus objetivos, como el de cualquier empresa, iban a pasar por rentabilizar su inversión.

Aunque un grupo empresarial compre un club de fútbol, la transacción no incluye en el precio los sentimientos de los aficionados, ni su ilusión, ni la identificación con algo que viene a trascender más allá de los límites de cualquier empresa. Por eso, es respetable que alguien ponga por delante del club a alguno de sus empleados, aunque no parezca que sea algo muy usual. De hecho, a nadie se le ha ocurrido anteponer al inefable Santiago Bernabéu al “Real Madrid”, o al mejor jugador del mundo (Leo Messi) al del “F.C.Barcelona”. Pero allá cada uno.

Lo cierto, es que, cada uno puede pensar lo que quiera. Pero, hay veces que merece la pena decir las cosas para los adentros y no cabrear al público de manera innecesaria. Porque, sin público no es posible mantener un espectáculo, sea de fútbol, de teatro o de música country.