Se trata de un proceso generalmente lento, en el que dos personas inician un acercamiento emocional, en el que se da un contacto cada día más frecuente y cercano, aproximándoles cada día más a sus respectivas personalidades, a sus forma de ser, de relacionarse con los otros, a sus diversas actitudes frente a la vida, a sus deseos y esperanzas, a sus necesidades y competencias, a sus relaciones familiares, a sus fantasías y realidades, a todo lo que espera uno del otro, junto a todo lo que son capaces de darse, es un recorrido por lo andado en la vida hasta ese momento, desde la reflexión del presente concreto, o de la actualidad, a lo que se suma una amalgama vocacional de bellas esperanzas.

Con este recorrido por ese amplio itinerario, y con esas múltiples vivencias que suscita, nace un compromiso serio, riguroso y amable, que ha de venir marcado por algunos aspectos o ingredientes concretos, sin los que la pareja no es tal, siendo el primero de ellos, la aceptación.

Una vez vislumbrado todo lo que se corresponde con el horizonte que nos circunda, y satisfechos e ilusionados con su contenido, nace la aceptación, que es tanto como un regalo entre ambos, cada uno se regala al otro, y cada uno es receptor gustoso de ese ofrecimiento, nacen dos personas que se confunden en una, nace un par que se expresa como una unidad, es un equilibrio estable y perfecto, que no manifiesta rendija alguna.

La aceptación ha de ir acompañada por el ¡respeto mutuo!, son dos iguales para todo y frente a todo, son casi equivalentes, la comunión es total, como lo es la globalidad y significación de cada uno, no se dan imposiciones, ni censuras, ni críticas, ni comparaciones, ni quejas de actitudes, ni sinsabores por nada, todo es total, todo es asumible, todo nos satisface, el discurrir es sencillo porque el paso, el ritmo y las expectativas nos igualan, la identidad es absoluta tanto como la uniformidad.

Están solos con su carga de emociones, de esperanzas, de buenos y maravillosos deseos, ellos han de marcar el camino que crean oportuno

La lealtad y fidelidad, es algo inquebrantable, se trata de una burbuja o manto que impregna el contenido, del que rezuma la esencia del deseo, la búsqueda de sí mismo en el otro, nada perturba, nada es inoportuno, nada es extraño, es nuestro territorio el que nos cobija, el que nos alimenta y nos da calor, no se dan otras necesidades, la satisfacción, el sentimiento de equilibrio, la plenitud, es la mejor vacuna frente a la necesidad.

El diálogo, la viveza de la palabra contrastada, la expresión del pensamiento, la comunicación de inquietudes y deseos, la puesta en escena de fantasías y anhelos, el poder comentar cualquier aspecto que nos preocupe, o que nos invada, aunque en el fondo carezca para nosotros de sentido, el que el otro no tenga que mirar, ser un espectador de nuestro gesto, de cualquier expresión gestual, la ausencia en definitiva del silencio, algo que congela ambientes y aleja conciencias, el diálogo es la piedra angular del entendimiento, de la comprensión, de la exposición de una petición o de un deseo, es la sustancia que une, que ensambla todo tipo de inquietudes.

Ningún proyecto se puede realizar si se carece de su exposición, ningún desconcierto o confusión, puede clarificarse sin la palabra, todo llega con el leguaje, él nos acerca, y el nos puede alejar, el diafaniza y concreta, certifica y ratifica, aunque también lo puede confundir, por eso su cuidado, su tino, su perfil, puede permitir una conexión fuerte, permanente y rica en contenido. Siempre el diálogo junto a la paciencia, aliados consustanciales y esencia para culminar un proyecto exitoso, van a responder de forma satisfactoria a nuestras tormentas, con o sin aparato eléctrico.

La identidad de cada miembro de la pareja va a representar las columnas básicas del proyecto, cada uno ha de tener unas concretas responsabilidades, acordadas mediante el diálogo, en cuanto a convivencia y al logro de cada objetivo a realizar, los caprichos personales, o lo que siempre se vivió como necesidades personales, pasarán a un segundo plano, la esencia del encuentro es la unión, y desde ésta han de definirse las decisiones, concretar los hechos, dar soluciones a cada situación, además nadie podrá inmiscuirse, ni opinar si no es preguntado, es la pareja la protagonista, la que tiene la vida de ambos en sus manos, y en consecuencia la que ha de tomar cuantas decisiones sean necesarias, para conseguir los deseos de ambos.

Están solos con su carga de emociones, de esperanzas, de buenos y maravillosos deseos, ellos han de marcar el camino que crean oportuno.