Tengo veinte años, soy de un pueblo pequeño de la comarca de Sanabria con apenas cien habitantes, que visto lo visto, no son pocos.

Estudio medicina veterinaria en Valencia a 713km de mi casa, de mi familia, de mi tierra. La verdad es que por desgracia no vuelvo mucho, no es por falta de ganas, ni por falta de tiempo, ni porque me guste más el sol que las heladas mañaneras del invierno sanabrés; es porque no hay medios.

¡Sea bienvenido el AVE a Sanabria! La solución a nuestros problemas, el medio de transporte que abrirá un puente entre las grandes ciudades de España y los tristes y solitarios pueblos de la España rural, pobres y vaciados como el mío. Pero no queridos amigos, Sanabria no se vacía, la gente de Sanabria está viviendo un exilio, no nos vamos, nos echan; no es que no nos guste el mundo rural, es que no nos dan opción.

No sé ya cuántos meses lleva abierto el AVE en Otero, (digo abierto por decir algo) cada vez que intento comprar un billete con origen o destino Puebla de Sanabria simplemente no hay

No sé ya cuántos meses lleva abierto el AVE en Otero, (digo abierto por decir algo) cada vez que intento comprar un billete con origen o destino Puebla de Sanabria simplemente no hay.

Busco desde Valencia, con transbordo en Madrid, busco desde Madrid directamente, ¡miro y remiro cómo poder volver a casa sin que mis padres tengan que hacerse una hora casi y media en coche para venir a buscarme a Zamora porque al parecer, aunque tenemos estación de tren y de AVE, los sanabreses no gozamos del privilegio de disfrutarlo.

Menos mal que el precio de Zamora a Madrid no es desorbitado, porque deberíais de ver el de Madrid-Valencia, ¡bendito AVLO que solo sale barato a las 5 de la mañana! ¡y si sales de Madrid a Joaquín Sorolla! (Valencia), lo ideal para una sanabresa que como muy pronto puede salir de Zamora entorno a las 7 de la mañana, y entiéndanme, señores lectores, digo entorno porque las veces que he cogido a estas horas el tren en Zamora nunca ha salido a la hora prevista, como muy pronto 15 minutos de retraso, como muy tarde, pónganse en situación, casi merecía la pena que mis padres me acercasen a Madrid directamente.

Como en El Milagro de P. Tinto

Pero bueno lo importante es que ahora podemos ir a ver pasar el tren a Otero un par de veces al día como atracción turística, casi nunca para, pero ¿para qué? Si no hay nadie a quien dejar ni a quien recoger.

Llegará un día, si no hacemos algo rápido, y más pronto que tarde, que esa estación de Sanabria se convierta en un icónico recuerdo como lo que casi fue pero no, un homenaje a la maravillosa película de El Milagro de P.Tinto, con el que deberemos tener cuidado, no vaya a ser que en una excursión para hacernos unas fotos en las vías y estación tan moderna piquemos de despistados y nos aplaste el tren.

Belén Castro Cuñado