Me llamo Angelines y soy la mujer de Narciso, usuario del Centro “Palacio de Valparaíso” de Toro (de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias).

Desde estas líneas, que me brinda este medio, quiero hacer llegar mi agradecimiento a la dirección de dicho Centro. Lo mismo que a todos los trabajadores que, durante cinco años, han atendido a Narciso. No puedo nombrarlos uno por uno, porque seguro que algún nombre se me olvidaría, pero quiero que sepáis que a todos os tengo en mi cabeza, y a algunos los apunté en una libreta para recordarlos.

Narciso siempre fue contento al Centro, nunca protestó. Asiduo al medio de transporte durante varios meses.

Cuando empezó a funcionar la Residencia del Centro, y me llamaron para decirme que tenía plaza para poderse quedar allí, puesto que sola yo no podía atenderle, para mí fue un día de alegría porque sabía que Narciso se encontraría a gusto y bien atendido. Pero claro, el día que te presentas en el Centro con todas sus cosas y lo dejas allí, es un día muy triste, lo mismo para mí que para mis hijas.

Esta puñetera enfermedad (perdón por la expresión), que es el alzhéimer, “come” a las personas y destroza a las familias sin piedad.

Por circunstancias que no esperas tan pronto, nos ha tocado tomar decisiones tristes, pero bastante meditadas. Hemos tomado la decisión para que Narciso pueda sufrir menos.

Termino diciendo que, en todo momento, Narciso se ha sentido querido y bien atendido, por mi parte, muy agradecida.

Os quiero a todos y estaréis siempre en mi cabeza y mi corazón.

Mª Ángeles Alonso García